miércoles, 21 de agosto de 2013

CONVERSACIONES DAÑINAS

CONVERSACIONES DAÑINAS



Cuando vamos por las calles, en el trabajo o en cualquier otro lugar encontramos gente que es callada, que refleja buenas normas de cortesía o que viste formalmente, nos hacemos la idea que esta persona es un hijo de Dios, y es probable que no nos equivoquemos; pero nos llevamos esta impresión porque dan un buen testimonio con solo escucharlos hablar o por su apariencia.

Estas personas son de bendición para muchos que no conocen el camino de la verdad y que andan en tinieblas, porque sin hablarles de un Dios viviente empiezan a creer, ya que ven las maravillas que Cristo ha hecho o que está haciendo en los demás; mas cuando conocen la vida anterior de aquella persona y que no era nada agradable.

Esto es bien común pues de estas personas que dan un buen testimonio vamos a encontrar un montón, lamentablemente no todos son creyentes. Pero vemos que también habemos muchos que ya tenemos ratos de estar caminando en el evangelio de nuestro Señor Jesucristo y a la primera oportunidad dejamos tan mala imagen que lo primero que critican es a la iglesia en donde nos congregamos, luego al pastor y por último permitimos que duden del poder de Cristo pues con nuestra actitud dejamos muy mala imagen y no necesariamente tenemos que hacer gran cosa, con una sola palabra basta para que dejemos un mal testimonio.

Efesios 5:29
                     Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, si no la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.
                
Cuando estamos reunidos en cualquier lugar con gente que no tiene a Cristo en su corazón, celebramos sus conversaciones depravadas,  no damos cuenta cuando ya somos parte de esas pláticas y que triste es que siendo cristianos  en vez de ser luz para los que viven en tinieblas, los sucumbimos mas, porque nuestras conversaciones ya no son de edificación. Es bien difícil cuando nos acercamos a estas personas y les hablamos de las maravillas  que Cristo tiene preparado para sus vidas; pero no nos creen porque no ven esas maravillas en nosotros y todo porque aún mantenemos un vocabulario del mundo que no da gracia a los oyentes.

1 Corintios 15.33
                            No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.


Cuando venimos de familia temerosa de Dios, nos han inculcado valores y también hemos aprendido a vivir con temor  a Dios; pero que pasa cuando nos tenemos que enfrentar a la sociedad, contaminamos nuestra mente aprendiendo el lenguaje al que no estamos acostumbrado por la necesidad de hacer amigos ó por temor a ser marginados, llegamos a ser parte de esas conversaciones que no solo quedarán allí como unas simples palabras; más bien éstas conversaciones traen consigo lazos que a muchos han apartado del temor a Dios con el que nos habían educado en nuestro hogar. Mantengámonos alerta, porque esto lo vivimos a diario y no dejemos que las malas conversaciones corrompan las buenas costumbres, porque por insignificante que parezca una palabra fuera de contexto se puede convertir en una conversación dañina con resultados pecaminosos 

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