sábado, 30 de marzo de 2013

EL PADECER DEL NECIO



EL PADECER DEL NECIO


Cuando Dios nos creó, nos hizo perfectos; pero por el pecado de Adán y Eva nos contaminamos de generación en generación. Ahora para poder reconciliarnos con nuestro padre, tenemos que nacer de nuevo y la única manera es aceptando a nuestro Señor Jesucristo como nuestro único  y suficiente Salvador.

Talvez crees que eres feliz con  el tipo de vida que estás llevando, porque puedes hacer lo que quieres y nadie te dice nada, podes ir y venir, entrar y salir de donde te plazca y eso te hace sentir libre; pero sin darte cuenta estás dominado por las pasiones juveniles que tarde o temprano te darán resultados no agradables. Dios te dio la potestad de elegir poder ser libre o vivir atado al yugo del pecado; pero le temes apartarte de esa vida carnal, porque crees que no podes vivir sin esas pasiones  a las que ya estas acostumbrado.

 Dudas que si Dios podrá sacarte del pecado o piensas que a lo mejor Dios no existe, porque permite que las pasiones te arrastren. Haces pequeño a Dios y grande tu problema, cuando debería ser lo contrario. Estas sufriendo por necio porque dudas de tu única salida que es Cristo.

Proverbios 26:11
“Como perro que vuelve a su vómito, así es el necio que repite su necedad”

No importa que tan grande sea tu problema o el tiempo que lleves en el fango, Dios es más que suficiente y no dudará en socorrerte si de corazón le invocas. Dios es nuestro creador y no importa  que tan engañado, destruido y contaminado te tenga el enemigo, Dios es el único que puede transformarte.

Jeremías 18:3-7
“Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla.
Entonces vino a mi palabra de Jehová, diciendo: ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, o casa de Israel”.

 Lo único que Dios quiere de ti es que te rindas a él, que eches fuera de tu vida aquello que es piedra de tropiezo, aquello que te está contaminando, que destruyas esos ídolos que te roban espacio y tiempo para acercarte a él.

Ezequiel 20:7 “entonces les dije: Cada uno eche de si las abominaciones de delante de sus ojos, y no os contaminéis con los ídolos de Egipto. Yo soy Jehová vuestro Dios.”

Confía tu corazón a Dios y verás cómo cambia tu vida, deja de sufrir en vano y deja esa necedad de creer que tú puedes ser libre cuando tú lo decidas.

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