sábado, 15 de junio de 2013

RAICES DE AMARGURA



Raíces de Amargura


 La amargura es un sentimiento pesado que penetra en lo más profundo del corazón, y se manifiesta en nuestro ser muchas veces sin que los demás se den cuenta que en nosotros hay amargura. Cuantas persona pierden el gozo, la paz y la tranquilidad porque no quieren soltar todas aquellas amarguras que traen desde hace años y que de una u otra manera les mantiene alejado de Dios, porque cuando tenemos amargura en nuestro corazón es porque no hemos sido capaz de perdonar a todos aquellos que nos han lastimado.

La amargura no tiene lugar cuando alguien nos ofende, si no que es una reacción a la ofensa o a una situación difícil que por lo general es injusta no importando si la ofensa fue intencional o no. Si dejamos que la amargura cobre vida, muy pronto nos hará imaginar mas ofensas de las personas que nos han ofendido y esto nos puede llegar a crear un sentimiento de venganza.

La amargura es una forma negativa de responder que a futuro puede convertirse como una norma de vida y esto trae consigo la autocompasión, el enojo, el resentimiento, el rencor, la envidia, la calumnia, los chismes, y el cinismo y todo esto es el resultado del pecado que si le damos chance que progrese se va a profundizar en nuestro corazón a tal grado de hacernos mucho daño y apartarnos de Dios. Nos amargamos, porque cuando nos ofenden siempre esperamos que todos los que nos han ofendido, vengan humillados a pedirnos una disculpa, normalmente eso no pasa; pero como hijos de Dios tenemos que poner en práctica la humildad y perdonar a todos aquellos que nos han hecho daño y al final el que perdona es el que descansa de esa carga porque desaparece el resentimiento que ha venido atormentando su vida.

Todo cristiano casi siempre se siente culpable cuando comete pecado; sin embargo no se siente culpable de haber pecado por haberse amargado cuando alguien peca contra él, pues la percepción de ser víctima nos quita cualquier sentimiento de culpa, por lo tanto siempre tratamos de justificar el pecado de la amargura.
Si nos ponemos a reflexionar nadie nos puede ayudar a quitar la amargura de nuestra vida, pues cuando contamos a nuestros amigos lo que no han hecho  lo hacemos con el fin de que nos den la razón  y no escuchar un consejo, en efecto no falta el típico amigo que nos dice que tenemos toda la razón, que estamos en todo el derecho de enojarnos por lo que nos han hecho y esto nos convence que estamos haciendo lo correcto.

Creo que a nadie le gusta que vengan a nosotros a decirnos que estamos amargados y que eso es pecado  contra Dios y que necesitamos arrepentirnos; pero es la verdad si no nos arrepentimos y sacamos toda raíz de amargura difícilmente vamos a lograr entablar una comunicación con Dios, porque la amargura impide que nuestras oraciones llegue a él, eh ahí que nuestras oraciones siempre van a tener estorbo.

Quítese de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería, y maledicencia y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
Efesio 4: 31-32

Dios en su palabra nos exhorta  a quitar de nosotros todo sentimiento de pecado porque todo pecado siempre trae consigo amargura y esto es lo que nos aparta de él. Debemos de estar a cuenta, para que nuestras oraciones lleguen al padre y nuestro corazón no se contamine  con el resentimiento y odio que traemos cargando y a lo mejor desde la infancia.

Recuerda Esto: el que se resiente y el que odia, así mismo se hace daño porque la persona que nos ha lastimado a lo mejor ni cuenta se da de lo que sentimos en nuestro corazón. Sé que no es fácil perdonar a quienes nos hacen mal; pero Dios nos dará ese don para poder liberarnos de toda carga.

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