sábado, 8 de junio de 2013

LA VERDADERA LIBERTAD A LA QUE FUIMOS LLAMADOS



LA VERDADERA LIBERTAD A LA QUE FUIMOS LLAMADOS


Muchas personas se van de su tierra natal en busca de una libertad verdadera, a veces dejando amistades y familiares. Otros toman nuevos rumbos, enfrentando peligros desconocidos. Muchos tan solo por probar, luchan con adicciones demoníacas como las drogas, el alcohol, el tabaco y la pornografía.
Cada vez son más los que mueren en su propia tierra o en el extranjero, creyendo que pueden ser libres viviendo a  su antojo los  placeres carnales que hacen parte de su vida, sin darse cuenta que todo ello hace parte de una relación peligrosa.

Todos en algún momento luchamos por ser libres; algunos en grupo otros luchan por cambiar una ideología se arriesgan a tal grado de poner en riesgo la vida misma; fuimos creados para disfrutar una plena libertad, para no conformarnos con menos; pero sin darnos cuenta la perdimos, cuando decidimos depender de nuestros propios esfuerzos creyéndonos autosuficiente.

La habilidad que Dios nos dio para satisfacer los anhelos de nuestro corazón de manera que siempre fueran agradables a nuestro creador, se distorsionó, se deformó y se torció. Aunque todavía deseamos  gozar de libertad, seguimos buscando de manera equivocada.

Así fue que nos volvimos esclavos sometidos a deseos que nos alejaron  más y más de Dios, de aquel que amorosamente nos creó libres para servirle. Por eso seguimos tratando de hacer realidad ese sueño pero nunca podemos hallarlo fuera de Dios.

Aunque nos esforcemos de una u otra manera, luchemos incansablemente por ser libres, nunca  podemos encontrar una verdadera libertad, porque andamos caminando en la oscuridad, tratamos de ser libres; pero no nos es posible, porque el enemigo nos manipula a su antojo haciéndonos creer que somos libres para hacer y decidir qué hacer con nuestra vida, he ahí que cada decisión que tomamos siempre será errónea, porque las decisiones del mundo son sin fundamento, porque somos esclavos del pecado.

Juan 8:34 “Jesús les respondió: de cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo del pecado es”.
La verdadera libertad solo la podemos encontrar cuando permitamos que nuestro libertador sea Cristo, porque a eso fuimos llamados a ser libres.

Juan 8:36 “Así que, si el hijo os libertare,  seréis verdaderamente libres”.

Ponemos nuestra confianza en gente que tiene poder, porque creemos que esa será nuestra solución, pero cuando estas personas salen del poder, vuelves a ser esclavos de otros.

 El único que nos puede liberar de esta esclavitud es CRISTO, porque él ya pagó por nosotros para que seamos libres, no siendo esclavos del pecado; si no que disfrutemos una verdadera libertad a la que fuimos llamados.





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