sábado, 5 de octubre de 2013

PRESOS EN EL PECADO

PRESOS EN EL PECADO



No se si les ha pasado que cuado van al medico y les recetan cierta cantidad de medicamento y nomás se la empieza a tomar a los días ya se siente bien casi de inmediato abandona el tratamiento; con el pasar de los días la enfermedad vuelve y con mucha mas fuerza ¿y que hacemos? Le echamos la culpa al medico cuando el que debería de culparse es usted mismo por no haber terminado el tratamiento; menciono esto porque muchas veces hacemos lo mismo como hijos de Dios, nomás nos empezamos a sentir bien y creemos que ya estamos lejos del pecado y actos para caminar solitos y empezamos a enfriarnos alejándonos de Dios. Nos acomodamos a tal grado de sentirnos tan seguros y de repente ya estamos siendo esclavos del pecado y luego culpamos a Dios.

Cuando Dios nos libera del pecado no significa que las tentaciones mueran allí, ni mucho menos que el pecado se vaya bien lejos, tampoco creas que esas tentaciones no volverán a rondarte, pero el que te liberes dependerá de ti; Cristo te libera de cualquier pecado, pero ese mismo pecado estará cerca esperando que te descuides para volver a entrar y hacerte nuevamente esclavo, cuando eso pasa cuesta mas levantarse porque ya hemos perdido la fe y lo que hacemos siempre es echarle la culpa a Dios así como lo hacemos con el medico cuando el tratamiento no nos  funciona  porque el medicamento que nos recetó no nos curó la enfermedad. Déjame decirte que Dios ya hizo su trabajo, pero si nosotros no seguimos sus recomendaciones, el tratamiento a medias jamás va ser efectivo y tenlo por seguro que siempre vas a ser un reo del pecado.

“Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel… cuando Herodes le iba a sacar,  aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre los soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardias delante de la puerta custodiaban la cárcel.
Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos.
Le dijo el ángel: Cíñete, y átate las sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: envuélvete en tu manto y sígueme”.
Hechos 12:5-8

En el párrafo anterior vemos a Pedro preso en una cárcel y un ángel del señor  llega a liberarlo; no se cual sea tu pecado o las adiciones que aun te atan al mundo; déjame decirte que ese mismo ángel que sacó a Pedro de la cárcel también tiene poder para sacarte a ti de cualquier lugar donde el pecado te tenga, solo está en que tu lo creas y sigas sus instrucciones así como lo hizo Pedro en versículo 7 el ángel le dice: “Levántate pronto” y las cadenas se le cayeron de las manos; será que tus cadenas no se caen porque aun no te has levantado o te estas levantando a medias, déjame decirte que al pecado hay que darle con fuerza, de inmediato y con seguridad así como lo hizo Pedro.
En el versículo 8 el ángel le dice: “Cíñete, y átate las sandalias… y sígueme. Será que tú ya te levántastes pero no le estas siguiendo y es por eso que aun no logras ser libre de las cadenas del enemigo.

Si Pedro no hubiera seguido las recomendaciones jamás hubiera sido libre, vemos que lo primero que hace es acatar la primer instrucción y de inmediato se rompen las cadenas ¡ah! pero solo eso no era suficiente para ser libre pues había que pasar varias puertas y guardias para lograr la libertad y ¿Cómo lo logró? Pues no solo se levantó si no que también le siguió.


Ahora te das cuenta porqué muchas veces no logramos una estabilidad espiritual porque solo aceptar a Cristo no basta, también necesitas seguirle y acatar todo instrucción del Señor y te aseguro que no te volverás a quejar porque cuando aplicas bien el tratamiento no hay enfermedad que se resista.

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