La Familia y su entorno
IX Parte
BASES
PARA UN MATRIMONIO QUE PERDURE
El matrimonio, todo un
misterio en la vida, unos lo anhelan con pasión y locura, otros lo desprecian
con desdén; sin embargo, es imposible negar su trascendencia en nuestra sociedad
actual y en la historia. No es mi intención hacer un estudio profundo del tema,
sino de forma práctica dar un aliciente y ayudas prácticas para aquellos que
hemos zarpado en este hermoso barco llamado matrimonio.
En lo personal, llevo
menos de 10 año de casado, con todo, he
podido ser testigo directo de matrimonios (incluyendo mis padres claro) que
estuvieron 45 años casados y he podido ver como al pasar del tiempo su relación
mejoraba, como el vino.
¿Cómo han logrado esto?
¿Cuál fue su estrategia? Estarán de acuerdo conmigo que el reto no nada más es
durar casados, sobrevivir como dirían algunos, el reto es vivir plenamente cada
minuto de nuestras vidas al lado de nuestro esposo(a). He aquí algunas 3 ideas
generales que de forma individual y en lo profesional sé que son vitales para
una relación sana y satisfactoria para la pareja.
- Mantén las
prioridades en orden.
Las actividades nos
sofocan, el trabajo aumenta, las metas y sueños personales están presentes, los
hijos llegan, los Padres, los suegros, los parientes y los amigos demandan
tiempo, y en medio de todo esto, cuidar la relación con el esposo(a).
¡GRANDE ERROR! Lo primero
a cuidar en el matrimonio es uno al otro.
La responsabilidad
inmediata no es el trabajo, ni aún los hijos, sino aquella
Persona que prometiste
amar y respetar hasta que la muerte los separe.
Aquí es inevitable
resaltar la importancia de evitar que se metan en la relación terceros, el
matrimonio es de dos. Cuando permitimos y le damos más importancia a lo que la
madre dice, a lo que el amigo dice, a lo que la sociedad dice, entonces la
unión se verá quebrantada. Para muestra un botón, ¿Cuántos chistes de suegras
metiches no hemos oído o de hombres eternamente pegados a las faldas de mamá?
Nos darán risa, pero reflejan una realidad clara en cuanto a lo molesto es que
terceros se entrometan en cuestiones que solo conciernen a dos.
En este punto, también es
obvio que el tiempo está incluido. Démosle tiempo a cultivar la relación, salir
a cenar juntos, hacer cosas que en el noviazgo se hacían y por alguna razón o
motivo dejamos de hacerlas al casarnos.
Mujeres, no esperen a que
haya un evento importante para arreglarse para sus esposos. Hombres, no esperen
a que les pidan salir o que sean románticos para traer una rosa o escribir un
simple “Te amo” en la servilleta de un restaurante cuando salen.
Deseo aclarar que esto no
significa olvidarse totalmente de uno en lo individual y del mundo que nos
rodea, sino de buscar el sano balance en esto.
- Decide Amar.
En general uno piensa que
la razón para casarse fue ese bello sentimiento llamado amor. Con todo, el amor
no es SOLO un sentimiento, es algo más trascendente, es una decisión consciente
de buscar el bienestar del otro sin buscar ganancia para uno mismo, nuestra
única meta es el bienestar del otro. Bajo esta definición, el amor es lo
opuesto al egoísmo (destructor número uno de las relaciones sanas),
reconociendo que el egoísmo es buscar las cosas para mí, por mí y después de mí.
Cuando ya vivimos con la otra persona, es normal que empecemos a conocer cosas
que jamás imaginamos, hábitos que nos incomodarán, y situaciones que
ocasionarán roces. Los que llevan tiempo de casados, tendrán rato soportando
esto hasta que no puedan más.
Todas estas situaciones se
pueden manejar mejor cuando nuestro enfoque no es exigir lo que a mí me toca o
corresponda, lo que yo merezco, sino que puedo dar yo o ceder para que la otra
persona llegue a recibir el mayor bien. Pongamos un ejemplo sencillo. El hombre
de la casa deja sus zapatos tirados siempre en el cuarto. Es bastante molesto,
y la esposa a cada rato le dice, pero no cambia la situación.
Él enfoque de ella es “quiere
que trabaje más, no considera mi esfuerzo, es lo mínimo que puede hacer” Tal
vez sea verdad, pero si este enfoque cambia a “deseo que él sea un mejor
hombre, y el ser desordenado no le ayudará, qué puedo hacer para que crezca en
esta área de su vida” Lo que consideraba como ofensa directa a su persona no lo
será más y tendrá una motivación más fuerte y mejor para buscar una respuesta ante
esta incomodidad.
Igual con el esposo. Si su
pensamiento es “esta mujer no deja de dar lata, yo llego cansado, que recoja
mis zapatos es lo de menos, para que hace tanto ruido por eso” entonces es
visible que está pensando en él solamente, y lo ideal para evitarse también la
molestia es cambiar de manera de pensar “qué puedo hacer para que mi esposa
esté más feliz, siempre se me olvida, pero buscaré como puedo disciplinarme en
esto” Ante esta respuesta no vemos solamente un ceder ciego, sino además un desarrollo
del carácter de la persona.
- Perdona y pide
perdón.
Es todo un tema por sí
mismo el del perdón, con todo, debo mencionarlo como vital en el matrimonio.
Como mujeres solemos guardar el historial de todos los errores y daños que
hemos recibido, y el perdón ciertamente no es olvidar como si se nos borrara la
memoria, pero no se trata de traerlos a flote como arma para echárselo en cara
al otro, si se recuerda no debe traer consigo amargura cuando se ha perdonado.
Como hombres muchas veces
se subestiman las cosas y no se pide perdón ante cosas que pudieron ofender a
la otra persona, y viceversa. La humildad es vital por ambas partes, no hay
lugar para el orgullo en la relación matrimonial, si este existe, problemas
están a la puerta constantemente. Y hablando de heridas, no interpretemos las
acciones del otro sin confirmarlas, hablemos, preguntemos. Muchas heridas, son
simples malas interpretaciones de la motivación del otro.
Puede sonar difícil hacer
lo comentado anteriormente, pero con ayuda de Dios, poniéndolo a Él como el
centro de la relación, desarrollando nuestra vida espiritual en Él, es más que
posible. Este es el fundamento sobre el cuál no se caerá la casa. Mantengamos
prioridades, decidamos amar (aun cuando no lo sentimos), pidamos perdón y
perdonemos.
Soy testigo de que existen
y se puede tener un matrimonio que perdura para siempre. Siempre que sea bajo
el modelo de Dios.
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