UNA PERSONA
TRANSPARENTE.
Hace un par de años en mi país se realizaron elecciones para
presidente de la república, recuerdo que esa primera vez que comencé a
prestarle atención a los comerciales, hubo algo que predomino en cada uno de
ellos, que la mayoría que salían ya no hablaban de propuestas ni de proyectos
para el país; sino más bien hacían solamente referencia al pasado del candidato
de la oposición, de cada uno de ellos, cada partido comenzaba a sacar los
defectos personales del candidato de su oposición, e incluso llego al punto que
ya no se hablaba del país sino que los comerciales trataban de demostrar “Quien
de ellos era el menos malo”.
Esto me recordó que todos nosotros antes de venir a los pies
de Cristo, es decir antes que Cristo nos llamara y nos permitiera conocerlo,
tenemos un pasado, quizás cometimos los pecados más terribles o quizás éramos
personas comunes que simplemente estábamos lejos de Dios. Pero ahora que
estamos en la senda correcta, queremos dejar atrás el pecado, ser lo que Dios quiere
que seamos, pero muchas veces olvidamos de dónde venimos, olvidamos que
estuvimos caminando en la oscuridad, es más nuestra meta es tener un buen
testimonio.
“pero recibiréis poder,
cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en
Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” Hechos
1:8
Cuando Cristo se fue a los cielos nos dio poder para ser
aquellos que las naciones pudieran ver que cuando el Espíritu de Dios toca la
vida de las personas puede hacer cosas muy grandes, nosotros tenemos el poder
para demostrarle al mundo que cuando Cristo toca una vida nada puede ser igual,
las cosas viejas cambian y todo es hecho nuevo, yo sé que muchos quizás
temblamos de imaginarnos que ahora que somos nuevas criaturas alguien hurgara
en nuestro pasado y sacara a relucir las atrocidades que cometimos, sabes que
esto puede pasar si nos descuidamos. Pero debemos siempre recordar que la
pasada manera de vivir va desapareciendo no automáticamente sino poco a poco
conforme comenzamos a caminar con Cristo.
“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo
hombre, que está viciado conforme a los deseos
engañosos,” Efesios 4:22
Este recordatorio es para todos nosotros, para que nos demos
cuenta que estamos en un proceso de cambio, que ser personas transparente no se
dará de la noche a la mañana sino más bien, estamos en un camino aun lleno de
piedras y aun podemos caer en ellas, quizás suene contradictorio lo que
escribo, pero no lo es, es cierto que Dios nos entrego el poder para marcar la
diferencia, el poder para mantener el pecado lejos de nuestra vida, pero
depende de nosotros hacer buen uso de ese poder, depende de nosotros poner en
práctica lo aprendido.
Mi hermano si bien el pasado ha quedado atrás y buscamos ir
hacia adelante, pero no olvidemos ni nos confiemos que podemos volver a
tropezar con la misma piedra, es por ello que día a día debemos meditar en la
palabra de Dios, día con día debemos alejarnos de aquellas situaciones que nos
puedan hacer caer, día con día debemos implorar a Dios su misericordia, pero
sobre todo vivir un día a la vez.
Cuando comencé en la vida cristiana una vez, me queje de
quizás yo no sería un buen testimonio para los demás porque jamás fui una
persona llena de vicios, nunca tuve experiencias o vivencias extremas de
perdición, sino más bien donde Cristo me ayudo fui con mi autoestima siempre
fui una persona negativa que vivía la vida a medias, pero ahora soy diferente,
lo que te quiero decir con lo anterior es que el testimonio de uno como hijo de
Dios no radica en lo impactante que fue tu vida antes de conocer a Cristo sino
más bien debe ser en lo impactante que es tu vida ahora que tienes a Cristo en
ella.
Para ser una persona transparente solo basta hacer lo
siguiente:
“No que lo haya
alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir
aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos,
yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando
ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo
a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”
Filipenses 3:12-14
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