Cuando somos pequeños, muchas veces deseamos ser grandes,
para poder gozar de todos los privilegios que a nuestra forma de ver gozan las
personas adultas. Me recuerdo que lo que más me molestaba era que mi padre
podía estar despierto después de las 8 de la noche, pero yo me tenía que ir a
dormir, conforme fui creciendo quería tener mi mayoría de edad, pensaba que
cuando la obtuviera gozaría de muchas cosas y no tendría el porqué darle
cuentas a nadie, me recuerdo que cuando estudiaba deseaba que llegara la
oportunidad de trabajar para hacer lo que yo quisiera, ¡Que equivocado estaba!
Cuando no tenemos la madurez suficiente creemos que la vida
debe de adaptarse a nosotros, pero es al contrario, es nuestro deber madurar y
adaptarnos a la vida, conocer a Cristo debe incentivarnos a desear mas y mas en
cada oportunidad.
“desead, como niños
recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis
para salvación, si
es que habéis gustado la benignidad del Señor.” 1 Pedro 2:2-3.
Cuando comenzamos a caminar en la vida en Cristo debemos de
entender que lo que debemos de hacer, es buscar al Señor con todo nuestro
corazón anhelar conocerlo cada día más y más, pero con el cristiano promedio
ocurre lo contrario, comienza con un gran anhelo, jura que nada ni nadie podrá
detenerlo, pero poco a poco su fuego se va apagando, por lo cual hay que
procurar desear el conocer a Dios como
una necesidad irremplazable de nuestro existir.
Mi hermano la leche espiritual que hace referencia el versículo
anterior se refiere a que no debemos de olvidar el porqué buscamos la presencia
de Dios, muchos de nosotros hemos venido a los pies de Cristo o más bien Dios
nos ha permitido conocerlo en medio de situaciones difíciles, en medio de
deudas y enfermedades y cuando vemos la luz de Cristo sentimos que es la
vitamina que nos hace recobrar las fuerzas y seguir adelante, pero luego que
eso pasa muchos dejamos de alimentarnos porque sentimos que ya no lo
necesitamos y ese es un gran error, porque una vez que probamos a Cristo ya
nada puede ser igual.
“Os di a beber leche, y
no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía,” 1 Corintios 3:2
En el versículo anterior Cristo nos recuerda que todos
tenemos etapas de leche, etapas de aprendizaje en la vida cristiana, pero no
podemos quedarnos solamente con la leche, quizás sintamos bien conocer poco de
Dios, esa etapa inicial, cuando todo lo que la biblia nos muestra nos encanta,
cuando sentimos que volamos, esa etapa tiene que evolucionar no podemos
estancarnos y decidir cuánto de Dios deseamos conocer, sino más bien debemos
añorar acercarnos a la etapa de la vianda.
Todos sabes lo que dice Jeremías 33:3, ese es un versículo
más que nos indica que hay cosas grandes que no conocemos, no te gustaría saber
qué es lo que Dios tiene para ti, debemos añorar la leche espiritual para
fortalecernos y comenzar a comer alimento sólido, aquella palabra que nos habla
de las responsabilidades, de aquellos temas que no nos gustan, pero que cuando
ya hemos crecido espiritualmente comenzamos a entenderlos, mi hermano la leche
es solo para el comienzo, pero hay más de Dios para ti.
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