sábado, 2 de febrero de 2013

CONSECUENCIAS DE LA DESOBEDIENCIA



CONSECUENCIAS DE LA DESOBEDIENCIA
Cuando un niño se cae sufre la consecuencia de las caídas; pero porque no conoce el camino y por eso tropieza.

Nosotros tropezamos aún conociendo el camino correcto, a veces andamos por caminos oscuros, o peligrosos pero no porque ignoremos las consecuencias, más bien estamos cómodos en el lugar que andamos aunque sabemos el dolor que nos traerá el cambiar de dirección el rumbo de nuestras vidas.

Recuerdo que hace un par de días cambié la dieta que mi médico me había recomendado al comer alimentos que para mi están prohibido y la consecuencia fue desastrosa que tuve que esperar casi 2 días para poder estabilizarme, no es que ignorara lo que me iba a pasar más bien fui rebelde, egoísta, necio y desobediente; pero al final me di cuenta que el único culpable fui yo porque sabiendo lo que me hacía daño volví a consumirlo.

Muchas veces buscamos culpables y hasta nos atrevemos a cuestionar a Dios que permite que suframos, cuando deberíamos pedir perdón y cambiar esa forma de vida que estamos viviendo, pero no reconocemos que los únicos culpables somos nosotros mismos.

Dios nos ha dejado un mapa para que nos guiemos y ese mapa es su palabra; sin embargo conociendo el camino de la verdad nos desviamos por caminos que no conocemos en donde solo encontraremos soledad, amargura, llanto y sufrimiento. Si bien es cierto Nuestro padre nos perdona cada vez que decidimos regresar a sus caminos; pero la consecuencia la pagamos nosotros mismos.

Recordemos la historia del hijo prodigo LUCAS 15:11-32 pero me llena de emoción lo maravilloso que es Nuestro padre Celestial en el versículo 20 

“y levantándose, vino a su padre. Y cuando aun estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Versículo 21 y el hijo le dijo: padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo, Versículo 22 pero el padre dijo a sus siervos: sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned el mejor anillo en su mano, y calzado en sus pies”.


 Aquí vemos la grandeza de nuestro Dios que aunque regresemos acabados y vencidos por el pecado, él siempre nos está esperando con los brazos abiertos.



Dios siempre esta está pendiente de nosotros,  y nos está advirtiendo para que huyamos del pecado; pero lo ignoramos. No reconocemos la salvación tan grande que no ha regalado y nos portamos como hijos desobedientes, necios y rebeldes; pero tropezamos porque no queremos apartarnos de las pasiones del mundo. Dos caminos tenemos a seguir en pecado y vivir una vida de sufrimiento y condenación o descansar en nuestro salvador y vivir una vida llena de gozo, paz y salvación

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