La Fidelidad paga doble
Estamos
acostumbrados que cuando tocamos una puerta, nos la abran de inmediato, ó
cuando hacemos una larga fila para realizar cualquier trámite, nuestra
preocupación es por avanzar rápido, aun cuando sabemos que siempre nos van atender,
porque ya hemos estado en esos trámites y siempre nos han atendido mucho antes
de lo que nos imaginamos.
Pero todo
esto tiene su trabajo y es el sacrificio de estar en pie y saber esperar. Igual
nos pasa cuando ponemos en Dios nuestra confianza, nos sofocamos porque Dios no
nos contesta de inmediato y muchas veces no estamos preparados para recibir la
respuesta, a veces Dios mejor calla porque no estamos trabajando para recibir
Queremos
que Dios sea fiel y que nos dé una solución inmediata; pero no queremos
trabajar para obtenerla. Dios quiere que nos esforcemos y que trabajemos para
obtener su favor, que le seamos fieles, que le sirvamos en los días malos como
en los días buenos; recordemos que lo que Dios nos ha dado es con lo que él
quiere que empecemos a servirle. Aprendamos a guardar silencio cuando Dios
calla.
1corintios 10:9
“Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le
tentaron, y perecieron por las serpientes”.
Muchas veces nos resentimos porque
creemos que Dios no escucha nuestras peticiones, tentamos a Dios poniéndole a
prueba o queriendo torcer su mano; nos resentimos porque vemos bendiciones en
otros y nosotros seguimos esperando; pero cuando nos resentimos con Dios
perdemos, porque el que se resiente empieza de nuevo.
Pidamos paciencia para saber esperar en
Dios no desmayando, ni regresando de donde él nos ha sacado, porque cuando
aprendamos a vivir conforme a su voluntad, entonces vendrá la recompensa.
1 Corintios 10:12
“Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga”.
Dios no nos pide que seamos perfectos,
si no que nos apartemos del pecado, que nos mantengamos lejos de la tentación,
porque el hijo obediente es digno que su padre le ponga atención y le atienda
cuando le necesita.
Hebreos 6:18
“Para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible
que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudidos para
asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros”.
Dios nunca miente en sus promesas porque
él es fiel; si muchas veces no recibimos porque no estamos caminando conforme a
la voluntad de él, nos quejamos porque creemos que lo que tenemos es poco y que
merecemos más que otros; pero Dios es justo y paga bien a quien bien le sirve.
Lo que Dios nos pide es poco, solo
quiere que nos dobleguemos a él y aprendamos a vivir dependiendo totalmente de
él y no de dioses ajenos. Seamos pacientes, gocémonos con lo que Dios nos ha
dado y cuando aprendamos a vivir bajo su yugo, es ahí cuando Dios se
manifestará en gran manera y recibiremos más de lo que hemos estado esperando,
porque la fidelidad paga doble.
Recuerda Dios no se queda con nada, él
siempre te va a corresponder porque en las buenas y en las malas ha estado
contigo y esa es su promesa.
2 Tesalonicenses 3:3 Pero fiel es el Señor, que os afirmará y
guardará del mal
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