EL PADECER DEL NECIO
Cuando Dios nos creó, nos hizo perfectos; pero por
el pecado de Adán y Eva nos contaminamos de generación en generación. Ahora
para poder reconciliarnos con nuestro padre, tenemos que nacer de nuevo y la
única manera es aceptando a nuestro Señor Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador.
Talvez crees que eres feliz con el tipo de vida que estás llevando, porque
puedes hacer lo que quieres y nadie te dice nada, podes ir y venir, entrar y
salir de donde te plazca y eso te hace sentir libre; pero sin darte cuenta
estás dominado por las pasiones juveniles que tarde o temprano te darán
resultados no agradables. Dios te dio la potestad de elegir poder ser libre o
vivir atado al yugo del pecado; pero le temes apartarte de esa vida carnal,
porque crees que no podes vivir sin esas pasiones a las que ya estas acostumbrado.
Dudas que
si Dios podrá sacarte del pecado o piensas que a lo mejor Dios no existe,
porque permite que las pasiones te arrastren. Haces pequeño a Dios y grande tu
problema, cuando debería ser lo contrario. Estas sufriendo por necio porque
dudas de tu única salida que es Cristo.
Proverbios
26:11
“Como
perro que vuelve a su vómito, así es el necio que repite su necedad”
No importa que tan grande sea tu problema o el
tiempo que lleves en el fango, Dios es más que suficiente y no dudará en
socorrerte si de corazón le invocas. Dios es nuestro creador y no importa que tan engañado, destruido y contaminado te
tenga el enemigo, Dios es el único que puede transformarte.
Jeremías
18:3-7
“Y
descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la
vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo
otra vasija, según le pareció mejor hacerla.
Entonces
vino a mi palabra de Jehová, diciendo: ¿No podré yo hacer de vosotros como este
alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano
del alfarero, así sois vosotros en mi mano, o casa de Israel”.
Lo único
que Dios quiere de ti es que te rindas a él, que eches fuera de tu vida aquello
que es piedra de tropiezo, aquello que te está contaminando, que destruyas esos
ídolos que te roban espacio y tiempo para acercarte a él.
Ezequiel
20:7 “entonces les dije: Cada uno eche de si las abominaciones de delante de sus
ojos, y no os contaminéis con los ídolos de Egipto. Yo soy Jehová vuestro
Dios.”
Confía
tu corazón a Dios y verás cómo cambia tu vida, deja de sufrir en vano y deja
esa necedad de creer que tú puedes ser libre cuando tú lo decidas.
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