CUANDO SENTIMOS QUE DIOS NOS ABANDONA
Quise
recordar todas las veces que he sentido que Dios me ha abandonado y esto es una
gran verdad, en la vida de los cristianos muchas veces nos sentimos
desamparados, aunque sepamos que Dios sigue con nosotros, la sensación de
abandono tarde o temprano llega a nuestras vidas. En las escrituras encontramos
ejemplos claros de este sentir.
“Y Gedeón le respondió: Ah, señor
mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y
dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado,
diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y
nos ha entregado en mano de los madianitas.” Jueces 6:13
En el
capitulo anterior vemos un ejemplo claro del sentirse abandonado por Dios, era
un momento difícil para Israel y a pesar que sabían que eran el pueblo de Dios,
las aflicciones constantes los hacían sentir desamparados, los problemas que
vivas día a día muchas veces pondrán dudas y tristezas en el corazón. Otro
ejemplo es cuando sentimos que Dios no respondió nuestras suplicas.
“Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto.” Juan 11:21
En el
versículo anterior nos lleva a la parte de la biblia en la cual Lázaro había
fallecido y Jesús no se había presentado para sanarlo, a pesar de que habían
mandado a llamarle informándole de la enfermedad de Lázaro, Jesús no se hizo
presente y por lo cual Lázaro había fallecido, se que te sentirás identificado
con esta comparación, a veces se presentan oportunidades en la vida en las
cuales pides con todo tu corazón el favor de Dios y lo único que obtienes es un
silencio de respuesta ó cuando hay grandes dificultades y le clamas a Dios de
corazón y le ruegas por una respuesta especifica, pero resulta que pasa el
tiempo y Dios no te da lo que pediste, Marta y María se sintieron defraudadas,
ellas creyeron que Jesús vendría cuando ellas lo mandaran a llamar pero no fue así.
Y así en las
escrituras hay muchos ejemplos que nos harían pensar que a veces Dios no está
con nosotros, que a veces Dios nos abandona, hasta podemos encontrar al mismo
Jesús sentirse abandonado.
“Cerca de la hora novena, Jesús clamó
a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has desamparado?” Mateo 27:46
Quizás al
leer el versículo anterior creerás que si el propio hijo de Dios se sintió así,
es verdad que Dios nos abandona, pero la palabra de Dios nos muestra en cada
uno de los ejemplos anteriores el porqué debían de ser de esa manera.
“Y sabemos que a los que aman a Dios,
todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito
son llamados.” Romanos 8:28
Cuando Dios
nos escoge para ser sus hijos y no nos ponemos rebeldes a ese llamado, aceptamos
seguir y caminar de la forma que él quiere que caminemos, es el momento en el
cual cada parte de nuestra vida tiene un propósito y aunque sean problemas y
dificultades, tienen una razón que Dios las permite y al final todo lo que nos
acontezca nos ayudara a bien.
“Cuando Gedeón oyó el relato del
sueño y su interpretación, adoró; y vuelto al campamento de Israel, dijo:
Levantaos, porque Jehová ha entregado el campamento de Madián en vuestras
manos.” Jueces 7:15
En el
versículo anterior es la confirmación que obtuvo Gedeón sobre su victoria
contra sus enemigos, Jehová permitió pasar a Israel tiempos difíciles al grado
de pelear la comida, para luego demostrarle al propio pueblo de Israel que él
era un Dios grande, que podía hacer pedazos en un instante a cualquier enemigo,
a veces Dios permitirá que vengan tiempos de vacas flacas o tiempos de escases
para mostrarte que aunque no tengas siempre él te sustentará, particularmente
doy fe de esto, en un momento de mi vida me quede sin trabajo y en mi casa yo
era la única entrada económica, pasamos 2 años muy difíciles, pero la gloria
sea para Dios que en ningún día aguantamos hambre, siempre había en nuestra
mesa comida, quizás no entendía el porque Dios permitía que me quedara sin
trabajo; pero ahora entiendo que era para formar carácter ante la carencia.
“Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús,
alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo
sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está
alrededor, para que crean que tú me has enviado.” Juan 11:41-42
En el
versículo anterior vemos la respuesta del porque Jesús no llegó a curar a Lázaro
para evitar que este muriera, lo hizo para que muchos vieran que él era el
verdadero hijo de Dios enviado por el padre. Cuando no recibimos lo que pedimos
debemos darnos cuenta que no es porque Jesús no nos escuche sino porque hay
propósito atrás de esa falta de respuesta, a veces creemos que nuestras
decisiones son las mejores y pedimos puntualmente por algo que queremos, un
cambio de trabajo, aprobación de un préstamo para abrir un negocio, en fin
muchas cosas más, pero cuando Dios no responde y perdemos esas oportunidades
llegamos hasta molestarnos con Dios y no nos damos cuenta que el nos estaba
guardando de algo o tiene preparado algo mejor para nosotros, al final a pesar
de la molestia y sufrimiento Marta y María recuperaron a su hermano.
“Porque de tal manera amó Dios al
mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no
se pierda, mas tenga vida eterna.” Juan 3.16
Y esta es la
respuesta a las palabras de abandono que exclamo Jesús, por amor Dios padre
permitió que su hijo muriera en la cruz, el propósito era el poder darnos la
oportunidad de la vida eterna.
Cuando
sentimos que Dios nos abandona hay que darnos cuenta que es cuando Dios está
más cerca cumpliendo su propósito en nuestras vidas, la próxima vez que te
sientas solo, abandonado y creas que nada tiene sentido, no le pidas a Dios que
quite esa situación de tu vida más bien pídele fuerza y sabiduría para poder
entender cuál es el propósito de tus problemas, porque aunque no lo creas, Dios
nunca te abandona y te lo dice muy claramente.
“Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora;
porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir
confiadamente:
El Señor es mi ayudador; no temeré
Lo que me pueda hacer el hombre.” Hebreos 13:5-6