La Familia y su entorno
III PARTE
¿Cómo ayudar a
una persona en homosexualidad?
La intención de este artículo es que como padres, o
como amigos no vayamos a cometer el error de marginar antes de escuchar y
buscar la manera de poder ayudar y a orientar a las personas de nuestro entorno
que estén pasado por este trastorno de
identidad.
El recordar el dolor de los padres, el coraje de
frustración de los hermanos, la ignorancia y la impotencia de toda la familia
al recibir la noticia de que uno de sus hijos es homosexual, es una motivación
para varias cosas. Una de ellas es el capacitar a más y más personal en este difícil
pero necesario trabajo de restauración y de vuelta a su verdadero ser. Esto además
de la propia persona que caiga con la confusión, que está convencido de que es homosexual,
que sabe que no lo eligió, que ha intentado muchas veces luchar contra ello sin
lograrlo y que ahora enfrenta la realidad lo quera o no.
Está causando todo este dolor a la familia y no lo
quiere así, pero no tiene a como él lo ve, más remedio.
Según algunos expertos que tratan casos de
homosexualidad, los casos más difíciles son los que no tienen una causa
claramente identificable. Son lo menos trágicos, menos crueles, pero no se sabe
con los que se está peleando en realidad. No existe una violación, la relación
con los padres parece buena o al menos no es mala. Hay cierta identificación
con el rol y en general se sienten bien como hombre, pero existen deseos homosexuales
de los que no se puede deshacer.
Diversos profesionales y ministros han venido
repitiendo que la iglesia es también el hospital de Dios. No es el asilo ni la
guardería de los santos, si no que somos también un hospital. Muchos de
nosotros somos ejemplos andantes del poder transformador de Jesús en la vida de una persona; la palabra de
Pablo a los corintios cuando les explica que no son la gran cosa, sino que lo
necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios, tiene impacto y un
aliento muy especial para mí, pero eso somos, personas que están en un proceso
de santificación y perfeccionamiento dentro de la iglesia y no podemos dejar de ver esto.
La iglesia provee también un modelo de vida nueva,
una nueva familia, compañerismo, amor y protección. Cuando no entendemos que
somos un hospital, creemos que somos el club de los santos; de hecho los
supersantos, aquellos que no pecamos, que estamos reservados para escribir los
nuevos capítulos de la biblia. La iglesia es como el salón de la justicia donde
se congregan los superhéroes de la fe.
Entonces cuando otros caen, somos muy duros, porque
no nos vemos a nosotros mismo; tengo que ver mi pecado y mi debilidad cuando hablo con el caído, pedir la misma
misericordia que pediría por mí y no la
justicia. Debo entender que la persona que lucha con la homosexualidad en un
sentido amplio es igual en su lucha con el pecado, que yo con los míos.
¿Quién es el
que sana?
Jesús es el único que sana. Nosotros – usted y yo –
solo somos instrumentos.
Aunque la pregunta ¿Quién sana? Es una frase
retadora y bastante infantil, dentro de muchos espacios evangélicos se sigue
discutiendo que no se recurran a ayudas profesionales puesto que quien sana es
Jesús. Creo que nadie que haya nacido de nuevo puede discutir una verdad tan
profunda; pero también queda muy claro que Dios usa a las personas, que nos dio
un llamado y que usa lo que somos para sus planes preciosos y perfectos.
Es muy sencillo, tanto que parece extraño que
algunos todavía se confunden.
¿Dios lo hace
todo? En lo
personal creo que Dios lo puede hacer todo; pero no lo hace todo, nos envía a
que hagamos lo que podemos y debemos hacer, la biblia dice que Dios resucita a
Lázaro pero no fue él quien quitó la piedra ni quien lo desató; entonces si el caído no se levanta como
Dios lo mantendrá en pie.
¿Se necesita
un llamado específico para ayudar a un homosexual?, ¿es necesaria una
capacitación especializada?, ¿solo pueden ayudar los que ya salieron de la
homosexualidad?, la respuesta no la sé, aunque algunos dicen que se requiere de todo
esto. Lo único que le puedo decir que si el Espíritu Santo le dice que lo haga,
hágalo y si le dice que no, no se meta, porque puede ser usted el que salga
lastimado.
¿La relación
con sus padres es al menos buena? Sino es así, piense detenidamente en este tipo de
ayuda. Buena parte de la atención a una persona con confusiones sexuales pasará
por la necesaria restauración de las relaciones con sus padres. Difícilmente
podrá ayudarlo en áreas en donde usted no ha caminado. No me refiero a que no
haya tenido la experiencia mala, sino a que su relación en familia sea buena,
tal vez la relación con sus padres nunca haya tenido que ser restaurada; eso está muy bien, porque
significa una relación sana, estable y
amorosa con ellos.
Como Sendas de Esperanza queremos fortalecer la
relación de padre e hijos afectados con esta problemática de la homosexualidad
y que no seamos los culpables de sucumbir más a nuestros hijos antes las
confusiones sexuales.
Ø Que ya no haya ignorancia de
cómo actuar ante hijos con confusiones sexuales.
Ø Como sobrellevar y construir
armonía con sus hijo ante este problema
Ø Como buscar la ayuda necesaria y
sana para ayudar a hijos, amigos, parientes, y todo aquel que necesite una
palabra de aliento.
Ø Que comprendan que la ayuda
profesional no es mala, más bien es otro pilar de ayuda a aquellos que sufren
de homosexualidad, todo y cuando sea guiado bajo el modelo de nuestro creador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario