La iglesia y la homosexualidad
La relación de la iglesia con la homosexualidad, es
la relación de la iglesia con el pecado. Solo que en caso de los pecados
visibles parece que les damos un peso mucho más alto que el que Cristo les da.
Siguen siendo pecados y no podemos perder esta perspectiva.
En mi punto de vista, estamos viviendo un liderazgo
evangélico poco entrenado y más fariseo que cristiano, que está expulsando a
los homosexuales de las iglesias. En muchos casos las personas que sufren
tentaciones de este tipo no sienten la confianza de acercarse con nadie porque
ni si quiera se menciona en las predicaciones como pecado; es decir, no existe
ni como pecado dentro de las iglesias o a lo mejor se cree que ya no hay
retorno o lo más preocupante que lo ven como normal. Si alguien fornica, roba o
se emborracha, bueno, de eso si se habla, pero de homosexualidad, jamás.
Dicha situación ha provocado que se cree un ambiente
de negación del pecado homosexual y sabemos todos que ante la negación, el
crecimiento de la maldad es mucho más acelerado.
Dice proverbios
28:13: “el que encubre sus pecados no prosperará: más el que los confiesa y se
aparta alcanzará misericordia”.
El que como iglesia dejemos de confesar algunos
pecados, ha provocado su fortalecimiento y propagación aun adentro. Es por esto
que la probabilidad que un adicto al alcohol, a las drogas, a robar, a que salga de su pecado es más alta antes que un
homosexual, porque este pecado se ve y por ellos cuesta que crezca cuando hay
intención de cambiar; mientras que la homosexualidad cuando empieza no es
evidente por ello crece aceleradamente porque se mantiene en lo oculto.
En la mayoría de los jóvenes los papás o la sociedad
lo notan hasta que ya está bien entregado al pecado. Usted puede notar si sus
amigos fuman, se drogan, se embriagan o si les gusta tomar lo ajenos, pero no
sabe en sí, su preferencia sexual.
Esto se ha
generado por dos elementos:
Primero, la ignorancia de la congregación acerca de la
homosexualidad y lo que se debe hacer. Muchas personas dentro de las iglesias
creen que la homosexualidad es de nacimiento, cuando no existe ningún
experimento científico serio que lo compruebe y los ven con desprecio como
seres anormales, tal discriminación hace que no encuentren apoyo moral ni amor
de un verdadero cristianos en los hermanos de la misma congregación.
Segundo, como consecuencia de ese desprecio, la
congregación no los saluda y muchas veces el mismo pastor no sabe cómo
acercarse y mostrar el amor de Cristo. No se trata de lo que denuncia la biblia
en Isaías 5:20: “ay de los que a los
malos dicen bueno, y a lo bueno malo” ni es cosa de solapar el pecado, sino
de mostrar el amor de Cristo.
Por último, aun cuando la persona aun ya se haya
entregado a Cristo, la resolución de los puntos anteriores serán pilares
básicos para que se quede y se integre a la iglesia. Muchos son alcanzado en
campañas, pero pocos se quedan en la congregaciones por lo motivos mencionados.
Como Sendas
de Esperanza esperamos que la presente información les sea de utilidad
a todos los restauradores del cuerpo de cristo y también como una herramienta
de alcance para las personas atrapadas en este engaño de la homosexualidad.
No sienta temor que el mostrar empatía por una
persona con atracción por el mismo sexo,
hará que se pase o que lo vean mal, solo porque esta persona es amanerada o
porque su forma de hablar no es como la suya; según datos de Cínicas VENSER
(psicólogos cristianos) el 30 por ciento
del o homosexuales que piden ayuda están casados y por ello su apariencia
es de un heterosexual.
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