PRESOS EN EL PECADO
No se si les ha pasado que
cuado van al medico y les recetan cierta cantidad de medicamento y nomás se la
empieza a tomar a los días ya se siente bien casi de inmediato abandona el
tratamiento; con el pasar de los días la enfermedad vuelve y con mucha mas
fuerza ¿y que hacemos? Le echamos la culpa al medico cuando el que debería de
culparse es usted mismo por no haber terminado el tratamiento; menciono esto
porque muchas veces hacemos lo mismo como hijos de Dios, nomás nos empezamos a
sentir bien y creemos que ya estamos lejos del pecado y actos para caminar
solitos y empezamos a enfriarnos alejándonos de Dios. Nos acomodamos a tal
grado de sentirnos tan seguros y de repente ya estamos siendo esclavos del
pecado y luego culpamos a Dios.
Cuando Dios nos libera del
pecado no significa que las tentaciones mueran allí, ni mucho menos que el
pecado se vaya bien lejos, tampoco creas que esas tentaciones no volverán a
rondarte, pero el que te liberes dependerá de ti; Cristo te libera de cualquier
pecado, pero ese mismo pecado estará cerca esperando que te descuides para
volver a entrar y hacerte nuevamente esclavo, cuando eso pasa cuesta mas
levantarse porque ya hemos perdido la fe y lo que hacemos siempre es echarle la
culpa a Dios así como lo hacemos con el medico cuando el tratamiento no
nos funciona porque el medicamento que nos recetó no nos
curó la enfermedad. Déjame decirte que Dios ya hizo su trabajo, pero si
nosotros no seguimos sus recomendaciones, el tratamiento a medias jamás va ser
efectivo y tenlo por seguro que siempre vas a ser un reo del pecado.
“Así
que Pedro estaba custodiado en la cárcel… cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo
entre los soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardias delante de la puerta
custodiaban la cárcel.
Y he
aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y
tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: levántate pronto. Y las
cadenas se le cayeron de las manos.
Le
dijo el ángel: Cíñete, y átate las sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: envuélvete
en tu manto y sígueme”.
Hechos
12:5-8
En el párrafo anterior vemos a
Pedro preso en una cárcel y un ángel del señor
llega a liberarlo; no se cual sea tu pecado o las adiciones que aun te
atan al mundo; déjame decirte que ese mismo ángel que sacó a Pedro de la cárcel
también tiene poder para sacarte a ti de cualquier lugar donde el pecado te
tenga, solo está en que tu lo creas y sigas sus instrucciones así como lo hizo
Pedro en versículo 7 el ángel le dice: “Levántate pronto” y las cadenas se le
cayeron de las manos; será que tus cadenas no se caen porque aun no te has
levantado o te estas levantando a medias, déjame decirte que al pecado hay que
darle con fuerza, de inmediato y con seguridad así como lo hizo Pedro.
En el versículo 8 el ángel le
dice: “Cíñete, y átate las sandalias… y sígueme. Será que tú ya te levántastes
pero no le estas siguiendo y es por eso que aun no logras ser libre de las
cadenas del enemigo.
Si Pedro no hubiera seguido
las recomendaciones jamás hubiera sido libre, vemos que lo primero que hace es
acatar la primer instrucción y de inmediato se rompen las cadenas ¡ah! pero
solo eso no era suficiente para ser libre pues había que pasar varias puertas y
guardias para lograr la libertad y ¿Cómo lo logró? Pues no solo se levantó si
no que también le siguió.
Ahora te das cuenta porqué
muchas veces no logramos una estabilidad espiritual porque solo aceptar a
Cristo no basta, también necesitas seguirle y acatar todo instrucción del Señor
y te aseguro que no te volverás a quejar porque cuando aplicas bien el
tratamiento no hay enfermedad que se resista.
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