Raíces de Amargura
La
amargura es un sentimiento pesado que penetra en lo más profundo del
corazón, y se manifiesta en nuestro ser muchas veces sin que los demás se den
cuenta que en nosotros hay amargura. Cuantas persona pierden el gozo, la paz y
la tranquilidad porque no quieren soltar todas aquellas amarguras que traen
desde hace años y que de una u otra manera les mantiene alejado de Dios, porque
cuando tenemos amargura en nuestro corazón es porque no hemos sido capaz de
perdonar a todos aquellos que nos han lastimado.
La amargura no tiene lugar cuando
alguien nos ofende, si no que es una reacción a la ofensa o a una situación
difícil que por lo general es injusta no importando si la ofensa fue
intencional o no. Si dejamos que la amargura cobre vida, muy pronto nos hará
imaginar mas ofensas de las personas que nos han ofendido y esto nos puede
llegar a crear un sentimiento de venganza.
La amargura es una forma negativa de
responder que a futuro puede convertirse como una norma de vida y esto trae
consigo la autocompasión, el enojo, el resentimiento, el rencor, la envidia, la
calumnia, los chismes, y el cinismo y todo esto es el resultado del pecado que
si le damos chance que progrese se va a profundizar en nuestro corazón a tal
grado de hacernos mucho daño y apartarnos de Dios. Nos amargamos, porque cuando
nos ofenden siempre esperamos que todos los que nos han ofendido, vengan
humillados a pedirnos una disculpa, normalmente eso no pasa; pero como hijos de
Dios tenemos que poner en práctica la humildad y perdonar a todos aquellos que
nos han hecho daño y al final el que perdona es el que descansa de esa carga
porque desaparece el resentimiento que ha venido atormentando su vida.
Todo cristiano casi siempre se siente
culpable cuando comete pecado; sin embargo no se siente culpable de haber
pecado por haberse amargado cuando alguien peca contra él, pues la percepción
de ser víctima nos quita cualquier sentimiento de culpa, por lo tanto siempre
tratamos de justificar el pecado de la amargura.
Si nos ponemos a reflexionar nadie nos
puede ayudar a quitar la amargura de nuestra vida, pues cuando contamos a nuestros
amigos lo que no han hecho lo hacemos
con el fin de que nos den la razón y no
escuchar un consejo, en efecto no falta el típico amigo que nos dice que tenemos
toda la razón, que estamos en todo el derecho de enojarnos por lo que nos han
hecho y esto nos convence que estamos haciendo lo correcto.
Creo que a nadie le gusta que vengan a
nosotros a decirnos que estamos amargados y que eso es pecado contra Dios y que necesitamos arrepentirnos;
pero es la verdad si no nos arrepentimos y sacamos toda raíz de amargura
difícilmente vamos a lograr entablar una comunicación con Dios, porque la
amargura impide que nuestras oraciones llegue a él, eh ahí que nuestras
oraciones siempre van a tener estorbo.
Quítese de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería, y
maledicencia y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros,
misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros
en Cristo.
Efesio 4: 31-32
Dios en su palabra nos exhorta a quitar de nosotros todo sentimiento de
pecado porque todo pecado siempre trae consigo amargura y esto es lo que nos
aparta de él. Debemos de estar a cuenta, para que nuestras oraciones lleguen al
padre y nuestro corazón no se contamine
con el resentimiento y odio que traemos cargando y a lo mejor desde la
infancia.
Recuerda Esto: el que se resiente y el
que odia, así mismo se hace daño porque la persona que nos ha lastimado a lo
mejor ni cuenta se da de lo que sentimos en nuestro corazón. Sé que no es fácil
perdonar a quienes nos hacen mal; pero Dios nos dará ese don para poder
liberarnos de toda carga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario