LA VERDADERA LIBERTAD
A LA QUE FUIMOS LLAMADOS
Muchas personas se van de su tierra
natal en busca de una libertad verdadera, a veces dejando amistades y
familiares. Otros toman nuevos rumbos, enfrentando peligros desconocidos. Muchos
tan solo por probar, luchan con adicciones demoníacas como las drogas, el
alcohol, el tabaco y la pornografía.
Cada vez son más los que mueren en su
propia tierra o en el extranjero, creyendo que pueden ser libres viviendo
a su antojo los placeres carnales que hacen parte de su vida,
sin darse cuenta que todo ello hace parte de una relación peligrosa.
Todos en algún momento luchamos por ser
libres; algunos en grupo otros luchan por cambiar una ideología se arriesgan a
tal grado de poner en riesgo la vida misma; fuimos creados para disfrutar una
plena libertad, para no conformarnos con menos; pero sin darnos cuenta la
perdimos, cuando decidimos depender de nuestros propios esfuerzos creyéndonos
autosuficiente.
La habilidad que Dios nos dio para
satisfacer los anhelos de nuestro corazón de manera que siempre fueran
agradables a nuestro creador, se distorsionó, se deformó y se torció. Aunque
todavía deseamos gozar de libertad,
seguimos buscando de manera equivocada.
Así fue que nos volvimos esclavos
sometidos a deseos que nos alejaron más
y más de Dios, de aquel que amorosamente nos creó libres para servirle. Por eso
seguimos tratando de hacer realidad ese sueño pero nunca podemos hallarlo fuera
de Dios.
Aunque nos esforcemos de una u otra
manera, luchemos incansablemente por ser libres, nunca podemos encontrar una verdadera libertad,
porque andamos caminando en la oscuridad, tratamos de ser libres; pero no nos
es posible, porque el enemigo nos manipula a su antojo haciéndonos creer que
somos libres para hacer y decidir qué hacer con nuestra vida, he ahí que cada
decisión que tomamos siempre será errónea, porque las decisiones del mundo son
sin fundamento, porque somos esclavos del pecado.
Juan 8:34 “Jesús les respondió: de cierto, de cierto os digo,
que todo aquel que hace pecado, esclavo del pecado es”.
La verdadera libertad solo la podemos
encontrar cuando permitamos que nuestro libertador sea Cristo, porque a eso
fuimos llamados a ser libres.
Juan 8:36 “Así que, si el hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”.
Ponemos nuestra confianza en gente que
tiene poder, porque creemos que esa será nuestra solución, pero cuando estas
personas salen del poder, vuelves a ser esclavos de otros.
El único que nos puede liberar de esta
esclavitud es CRISTO, porque él ya pagó por nosotros para que seamos libres, no
siendo esclavos del pecado; si no que disfrutemos una verdadera libertad a la
que fuimos llamados.
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