Joel 2:25-26
25 Y os
restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta,
mi gran ejército que envié contra vosotros. 26 Comeréis hasta saciaros, y
alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios, el cual hizo maravillas con
vosotros; y nunca jamás será mi pueblo avergonzado.
Marzo de 1997, con el afán de
sentirme independiente opté por buscar un trabajo donde pudiera obtener mis
primeros ingresos, llegué a trabajar con mi hermano a una finca en donde parte
era avícola, otra área era frutal y lo demás eran cafetales. Pero hubo algo que
me llamó la atención y fue cuando se realizaba la recepa de las plantas de
café, es que era algo sacado de razón, difícil de entender; porque la recepa
significa que tengo que podar el cafeto a una altura de 25 a 35 cms. del nivel
del suelo, con el fin de provocar la emisión de brotes nuevos que habrán de
reemplazar al tallo cortado; interesante no… pero vea que difícil para la
planta porque hay que sacrificarla, la planta sufre un proceso con el fin de
alargar su vida útil o de mejorar su follaje y por ende una cosecha más
abundante.
Le cuento esto porque muchas veces
eso es lo mismo que nos pasa a nosotros como creyentes; a veces sentimos que
estamos en la etapa más feliz, o más prospera de nuestra vida y de repente
sentimos que todos se nos viene abajo, llegamos a pensar que ya no va ser
posible levantarnos porque sentimos que lo hemos perdido todo, sentimos como si
alguien nos cortó las alas y tenemos que bajar porque ya no podemos volar.
Yo sé que éstas etapas son triste,
y cuando pasamos por ellas no podemos entender cuáles son los propósitos de
Dios, lo vemos como algo injusto porque el mismo Dios que nos llevó a tenerlo
todo ese mismo Dios nos lo está quitando.
Quizá en ese momento no lo
entendamos pero al igual que las plantas de café, es Dios quien está haciendo
una recepa a nuestra vida, es Dios quien nos está cortando las ramas porque
Dios sabe que si seguimos creciendo con esa fuerza de seguro vamos a morir, Dios
sabe que si seguimos escollando esos nuevos brotes que antes no teníamos y que
hoy por estar viviendo una vida próspera hemos logrado tener, esos nuevos
brotes nos están consumiendo y muy pronto nos llevará a colapsar a tal grado de
alejarnos de Dios.
Recuerdo que una vez vi cómo le
cortaron una de las mejores ramas, que a mi criterio era la mejor, porque las
otras ramas estaban muy pequeñas y le pregunté a mi compañero por qué la había
cortado si estaba tan cargada de flores, más parecía una lástima el que le
quitaran la mejor rama, porque las otras de seguro iban a pasar varios años
para ver su fruto y me respondió que esa rama se le había recepado porque era
la última cosecha que daría y le estaba quitando fuerzas a los nuevos brotes de
los cuales se iban a lograr muchas cosechas más… al principio no entendí pero
con el pasar del tiempo esos nuevos retoños prosperaron y alargaron la vida de
la planta y su cosecha fue más abundante.
Sabe
que los cristianos somos iguales porque cuando Dios nos bendice nos
convertimos en fuente de abundancia, pero cuando dejamos de alimentarnos espiritualmente
empezamos a descuidar otras áreas de nuestra vida, dejamos de ser de bendición
porque lo mismo que Dios nos dio nos está sirviendo de tropiezo para prosperar
en el área espiritual, ya no somos suficiente para mantener con vida esos
nuevos brotes y me refiero que ya no somos de bendición y la gente que caminaba
por nuestro testimonio también se está viniendo abajo porque después de ser de
bendición llegamos a ser piedra de tropiezo.
Pero Dios sabe que si no te recepa ahora después será demasiado
tardes, porque te estás extraviando de la verdadera razón para el cual fuiste
creado, es por eso que muchos pasamos ese proceso tan doloroso como es el
sentir que Dios nos abandona, porque así como tarda un árbol de café en
producir después de una recepa, así tendrás que tener paciencia y esperar a que
los nuevos brotes estén listo para dar frutos nuevamente; pero Dios te va a
sostener y no va a dejar mueras en el proceso.
Hace varios años, clamaba a Dios
por un trabajo donde pudiera dirigir desde mi propia oficina, y que fueran horario
flexible para que no me interrumpiera seguirme congregando.
Al año Dios se manifestó y me dio
lo que yo nunca esperé, me llevó a tener mi propia oficina, pero cuando llegué
todo estaba vacío y no entendía nada porque todo era en otro idioma que no
conocía, pero Dios puso ángeles y me desempeñé mejor de lo que yo imaginaba que
podía hacerlo, …mire que tan bien estaba que se me olvidó como Dios me había
prosperado y le di la espalda a aquel Dios que me había llevado a sentarme en
una silla en donde nunca pensé sentarme y me empezó a consumir el trabajo y Yo
me consolaba solito diciéndome “si Dios me trajo hasta acá es para hacer bien
mi trabajo” y con esa excusa empecé a alejarme y después de congregarme 4 veces
por semana, después fueron 2 luego una y después ya no iba, me excusaba solo,
pensando …. Ah pero Dios entiende que estoy ocupado en donde él me ha puesto.
Tremendo error, porque lo que Dios
me dio me alejó de él y lo perdí todo. Un día me despidieron acusándome de algo
que yo no había hecho y llegué a sentirme sin fuerzas porque dejé de
alimentarme espiritualmente, era como una criatura útil, porque siempre estaba escribiendo
reflexiones y artículos para que quien me leyera creyera en un Dios al cual yo
ya no glorificaba.
Regrese a congregarme no con la
misma frecuencia pero seguí yendo a la iglesia y Dios me cerró todas las
puertas en donde antes tenía posibilidades de entrar y me dio otro trabajo, mas
no el que yo quería, sino donde él quería tenerme; pero donde Dios quería
tenerme no me gustaba estar y empecé a quejarme que no era eso lo que yo me
merecía y Dios dejó que por casi 4 meses viviera un verdadero calvario porque nada
era como yo esperaba, habían gritos, humillaciones desprecio, sanciones en fin
el peor trato que ya haya tenido.
Pero luego Dios empezó a
manifestarse y sentí de nuevo esa paz que antes tenía, aunque no ganaba igual,
ni eran los mismos horarios seguí congregándome con mucho esfuerzo. Un día
sábado por la noche llegué a la casa y después de cenar me iba a dormir y lo
que por más de un años le había preguntado a Dios, ese día Dios me dio una respuesta;
Dios dijo te quité todo lo que te di, porque te estaba perdiendo, era necesario
que te hiciera una recepa porque con esa fuerza con la que empezaste a dar
frutos ibas a morir muy pronto y no te quería perder.
A veces cosechamos tanto que
causante a ello perdemos la visión para lo cual fuimos creados, dejamos de
alabar a aquel que nos ha dado la vida, a aquel que nos ha dado todo lo que
tenemos, y caminamos como sordos que a pasar que podemos ver para ambos lados
ya no escuchamos y es por eso que el
enemigo se acerca tanto y no nos damos cuenta que estamos caminando por
senderos desconocidos y es allí que Dios se manifiesta para no perdernos y
tenemos que empezar de nuevo, pasar ese proceso y esperar a que nuestro follaje
esté listo para que podamos dar frutos nuevamente.
Mi estimado lector no permitas que
las mismas bendiciones que Dios te ha dado te sirvan de tropiezo, porque las
emociones producto de las bendiciones llegan a matar al creyente y por eso es
que vemos a muchos cristianos empezando de nuevo, porque no glorificaron a Dios
en su abundancia.
Es mi deseo que nuestro Señor
Jesucristo les colme de grandes bendiciones y les conceda las peticiones del
corazón. Y recuerde que en nuestro Blog hay mucho más material para usted que
estoy seguro que será de gran bendición.