AMANDO ESTAR ENFERMO
Es interesante pensar que alguien
ama estar enfermo, muchas veces cuando estamos pequeños pensamos que decir que
nos sentimos mal, es lo mejor para no ir a estudiar, nos alegra poder quedarnos
en casa y no responder a nuestras obligaciones, pero cuando crecemos cuanto más
nos enfermamos más nos preocupa nuestras responsabilidades, incluso podemos
tener una fuerte gripe, pero aun así vamos a trabajar, no nos importa el dolor
de cuerpo, la constipación e incluso la temperatura porque hay
responsabilidades que cumplir, pero ¿Por qué amamos estar enfermos
espiritualmente?
Quizás te extrañe esta pregunta
pero es una realidad ya que constante mente cuando caminamos correctamente con
Dios o por lo menos comenzamos a intentarlo comenzamos a recordar lo que se
“disfrutaba” del pecado y lo escribo así entre comillas porque jamás vas a
poder disfrutar el pecado con libertad ya que siempre estarás ocultándote, estimado lector esa sensación de extrañar la
aparente libertad que tenias cuando estabas sumergido en el pecado es un vil
engaño del enemigo, no creas que lo que necesitas es volver atrás para recordar un poco esa
libertad, eso espera el enemigo que des un paso atrás.
“Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia
del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido
todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo,” Filipenses 3:8
El versículo anterior debe ser
una realidad en nuestra vida, debemos añorar sentir eso cada momento, se que quizás
cuando no conocías a Dios tenias gente a tu alrededor que te acompañaban en
cada etapa de tu vida, y ahora que estas con Cristo la gente simplemente se
alejo, te ven como un enfermo, antisocial, hasta se extrañan porque tu no eras
de esa manera, sabes quizás cuando miras las redes sociales ves que ellos
siguen celebrando , siguen disfrutando de los placeres que les da la carne, ves
fotografías de fiestas, de paseos, celebraciones etc. Y simplemente tú no estás
ya ahí, pero quiero recuerdes cuando conociste a Cristo, se sintió como cuando
uno es sano de una enfermedad, cuando conocí a Cristo por fin pude respirar con
libertad sabiendo que ya no estoy solo, cuando conocí la verdad pude entender
lo enfermo que estaba y que el médico espiritual por excelencia es nuestro
Padre Celestial.
“y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo
recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos
sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a
ti; porque yo soy Jehová tu sanador.” Éxodo 15:26
Estimado lector no añores volver
estar enfermo, te suplico que recuerdes de donde te ha sacado nuestro Padre, la
promesa anterior es que si le seguimos y andamos delante de él correctamente,
Jehová será nuestro sanador, y no solo se refiere a debilidades físicas sino
que a todo lo que te aqueja, a todo dolor que este atormentándote el pueda
sanarte, puede sanar tu depresión, puede sanar tu soledad, puede sanar tu baja
autoestima, puede sanar tus adicciones.
Con todo mi corazón quiero
recordemos y me incluyo cuando tocamos fondo, recuerda el dolor que sentías,
cuando en medio del pecado nadie estaba contigo, cuando lloraste por la
frustración de la incapacidad de poder salir de tu adición, cuando tu depresión
te mantenía cautivo de ver la vida como realmente es, como un regalo de lo
alto, no añores regresar a eso, en el pecado jamás habrá satisfacción, es mentira pensar que probar nuevamente los
placeres del mundo no te hará daño. El diablo solo busca un instante de
flaqueza para poder dañarte todo lo que pueda, no juegues con la misericordia
de Dios, quizás has tenido el privilegio de haber salido del mundo de la
esclavitud sin ninguna consecuencia mayor que solamente las vividas, pero si
vuelves una sola vez, como tú piensas puede ser la única que vez que necesita
el enemigo para dañarte.
Quiero que recuerdes una
enfermedad tan sencilla como la gripe, cuando la tienes te cuesta respirar, tu
cuerpo no se encuentra bien por la influencia del virus y cuando la gripe ha
pasado sientes un gran alivio poder respirar normalmente, así es el pecado
cuando estás en el no vives ni respiras como debe ser, cuando conoces la cura
de nuestro Padre, sientes un alivio al respirar con libertad, no desees volver
a enfermarte porque la próxima infección podría ser mortal.
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