viernes, 20 de julio de 2018

La virtud de perdonar



La virtud de perdonar


 Mateo 6:14-15
Porque si perdonáis a los hombre sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro padre celestial. Más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro padre os perdonará vuestras ofensas.

Hablar del perdón es tan extenso, pero hoy quiero hablar del efecto del perdón y de lo dañino que puede ser el no perdonar. A cuántos de nosotros nos han lastimado alguna vez o nos hemos sentido culpables por nuestras actitudes y que sabemos que hemos lastimado a mucha gente; creo que todos hemos experimentado esa rabia, esa impotencia de no poder defenderse carnalmente porque en la vida todos queremos ser héroes, nadie quiere perder y cuando perdemos nos resentimos y deseamos tantas cosas negativas a nuestros adversarios, porque son pocos aquellos que con humidad doblan rodillas para orar por el perdón de nuestro prójimo que nos ha hecho daño; casi siempre oramos para que Dios nos haga venganza, pero sabe, como aun vivimos en la carne como pensamos actuamos y es porque no hemos descubierto las virtudes del perdón, no hemos descubierto el beneficio del perdón a nuestra vida. Es que para eso Dios dejó el perdón para evitar que seamos condenados, porque en esto usted se condena por no perdonar y por lastimar al prójimo.
En el mundo hay tanta gente que vive odiándose a sí misma, porque se han lastimado de alguna u otra manera, y la sociedad se encarga de enseñarnos que de alguna manera tenemos que tomar ventaja y ser más fuertes que el otro, lo vemos en las telenovelas, en las series televisivas, lo escuchamos en las canciones, lo vemos en las películas, lo vivimos en la familia y la mamá le dice al niño que no se deje lastimar de sus compañeritos del colegio que tiene que responder con más agresividad para lograr que lo respeten o que le tengan miedo por aparentar ser el más fuerte y como siempre estamos siendo bombardeados eso hemos aprendido y por ello es que somos parte de una sociedad tan conflictiva y odiosa como la que vivimos en la actualidad.
Nos hemos preocupados por alimentar el odio, el rencor, las discordias desencadenado la maldad de una manera cruel en donde ha muerto tanta gente y esta manera de odiar a cobrado tantas formas desencadenando desenlaces fatales y mucha gente muere odiándose los unos con los otros.
En su palabra Dios dice mía es la venganza, mire qué bello es Dios que hasta de eso se encarga y nos evita ese trabajo de vengarnos y en muchas ocasiones no porque el vengarnos sea pecado más bien porque al vengarnos nos vamos a sentir en peor estado que el anterior, porque usted va a tomar para usted doble carga; me refiero que si antes estaba atribulado con la carga del rencor hacia la persona que le había lastimado y al vengarse va a cargar con doble culpa, si, el haberse vengado, porque muchas veces estamos llenos de ira que se nos va la mano y venimos a terminar en peor estado que el anterior.
A nadie nos gusta perder y mire como somos de crueles consigo mismo que nos hacemos tanto daño guardando rencor, odiando y maldiciendo a aquel que nos ha hecho daño y pasan los días, semanas, meses, años y el odio crece aun mas, nosotros creemos que con odiar solucionamos algo y fíjese que muchas veces el que nos ha lastimado ni se acuerda que nos ha hecho daño y el no siente ni sufre porque le odiemos, el único que sufre las cargas es el que odia.
Cuando oramos lo que pedimos es que Dios nos haga justicia y tome venganza de nuestro adversario y me gusta cuando Cristo recitó la oración del padre nuestro en donde Dice: padre perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, irónico  verdad, pero como aunque seamos hijos de Dios vivimos y actuamos como carnales y cuesta perdonar, vedad que suena ilógico que usted se ponga en actitud de oración orando por perdón cuando usted no es capaz de perdonar a su prójimo.
Cuando usted perdona se libera de culpa, del dolor, sufrimiento, el odio se disuelve, se siente libre.. Ah pero no es fácil, yo sé que no es fácil, el perdonar es un proceso de sanación que nos permite vivir en libertad de esas cargas tan pesadas que lo único que hacen es desencadenar tantas enfermedades y provocan que nuestras oraciones tengan estorbos.
Cuando estamos resentidos, cuando odiamos, cuando deseamos el daño a nuestro prójimo, cuando deseamos mal a quien nos ha hecho mal, en nuestro interior guardamos resentimiento, furia, ímpetu, ego y rencor, resumiendo todo esto a una intención de parte nuestra. Entonces cuando perdonamos al que nos ha hecho daño sentimos que parte de esa carga queda siempre en nuestro interior y como dicen los abuelos “es que a verlo siento que me hierve la sangre” pero es porque dentro de usted hay un patrón que usted activó y el perdonar no fue suficiente.
Perdonamos la ofensa, pero no la consecuencia
Cuando alguien me ofende, me lastima, eso tiene una reacción de mi parte, me pongo furioso, colérico, maldigo, y creo ese sentimiento de venganza, lo que genera de parte mía una intención hacia el adversario y allí se constituye el pecado de nuestra parte, porque desde allí empezamos hacernos daños, por ello es que el perdón es urgente, porque llega un momento en que se convierte en una necrosis que nos mata y perdemos todo sentimiento que ya no somos capaces de perdonar y cuando estamos en estado agónico que ni morirnos podemos optamos por mandar a llamar a los que en su momento no quisimos perdonar; entonces cuando perdono al que tal daño me hizo llegamos a sentir que la carga tiende a desaparecer; pero en muchos casos cuando el daño ha sido grave siempre hay algo recordándonos que esta persona nos debe algo y deseamos que le suceda igual o peor.
Pero esto pasa porque en la mayoría de casos nosotros perdonamos las ofensas pero no perdonamos las consecuencia, si, no nos hemos perdonado a nosotros mismos por lo que se creó muy dentro de nosotros a raíz de la ofensa que nos hicieron y me refiero a lo que anteriormente llamamos como la intensión que es la mezcla de resentimiento y furia lo que desencadena los sentimientos de venganza y que al final se constituye pecado.
Cuando eliminamos archivos que son muy pesados de nuestra computadora con el fin obtener más espacio en el disco duro del computador, nos damos cuenta que si una carpeta pesa en tamaño 20 Gigabyte, al eliminarla debería de quedarnos eso 20 gigabyte disponibles en el disco duro de nuestro computador pero no es así, necesitamos en la mayoría de casos desfragmentar el disco duro porque si bien es cierto que ya no podemos ver los archivos que hemos eliminado, pero han quedado ciertos registros que aunque no se ven siempre están ocupando espacio; le cuento esto porque  eso mismo nos pasa cuando perdonamos la ofensa al que nos ofende, pero para que no quede ningún patrón de resentimiento o culpa debemos de desintoxicar nuestro corazón que sería lo equivalente a desfragmentarlo pidiendo perdón y perdonarnos por la intención que hubo de parte nuestra y aunque no se culminó, pero lo llegamos a pensar por eso es necesario que eliminemos todo, porque perdonar es olvidar pero usted y yo decimos que hemos perdonado y vivimos con el recuerdo y cada vez que recordamos aun se nos escapan frase tales como: “ es que yo se que algún día la tiene que pagar” , es que eso que me hizo no se borra de la noche a la mañana, es que solo Dios sabe lo que sufrí con eso que me hizo”.
Perdone y perdónese así mismo, llénese de buenos sentimientos, desee paz, amor, salud, belleza y armonía para aquel o aquellos que un día le ofendieron y vera como día con día van desapareciendo esas heridas.
Fíjese que hay gente que de ser enemigos a muerte, llegan a ser grandes amigos, es porque descubrieron esa virtud del perdón, aprendieron a perdonar y perdonarse. Usted también puede llegar a descubrir esa virtud del perdón, perdone y verá como se llena de paz, gozo y se sentirá libre. Cristo fue crucificado siendo inocente en todo momento por ello aprendamos de él que perdonó y pidió perdón por todos aquellos que le hicieron tanto mal.
No hay nada más maravilloso que caminar y sentirse libre, saber que no debo ni me deben y que Dios es la fuente de mi suministro y me llena de paz porque no hay nada que me estorbe.

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