La virtud de perdonar
Porque si perdonáis a los hombre sus
ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro padre celestial. Más si no
perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro padre os perdonará
vuestras ofensas.
Hablar del perdón es tan extenso,
pero hoy quiero hablar del efecto del perdón y de lo dañino que puede ser el no
perdonar. A cuántos de nosotros nos han lastimado alguna vez o nos hemos
sentido culpables por nuestras actitudes y que sabemos que hemos lastimado a
mucha gente; creo que todos hemos experimentado esa rabia, esa impotencia de no
poder defenderse carnalmente porque en la vida todos queremos ser héroes, nadie
quiere perder y cuando perdemos nos resentimos y deseamos tantas cosas negativas
a nuestros adversarios, porque son pocos aquellos que con humidad doblan
rodillas para orar por el perdón de nuestro prójimo que nos ha hecho daño; casi
siempre oramos para que Dios nos haga venganza, pero sabe, como aun vivimos en
la carne como pensamos actuamos y es porque no hemos descubierto las virtudes
del perdón, no hemos descubierto el beneficio del perdón a nuestra vida. Es que
para eso Dios dejó el perdón para evitar que seamos condenados, porque en esto
usted se condena por no perdonar y por lastimar al prójimo.
En el mundo hay tanta gente que
vive odiándose a sí misma, porque se han lastimado de alguna u otra manera, y
la sociedad se encarga de enseñarnos que de alguna manera tenemos que tomar
ventaja y ser más fuertes que el otro, lo vemos en las telenovelas, en las
series televisivas, lo escuchamos en las canciones, lo vemos en las películas,
lo vivimos en la familia y la mamá le dice al niño que no se deje lastimar de
sus compañeritos del colegio que tiene que responder con más agresividad para
lograr que lo respeten o que le tengan miedo por aparentar ser el más fuerte y
como siempre estamos siendo bombardeados eso hemos aprendido y por ello es que
somos parte de una sociedad tan conflictiva y odiosa como la que vivimos en la
actualidad.
Nos hemos preocupados por
alimentar el odio, el rencor, las discordias desencadenado la maldad de una
manera cruel en donde ha muerto tanta gente y esta manera de odiar a cobrado
tantas formas desencadenando desenlaces fatales y mucha gente muere odiándose los
unos con los otros.
En su palabra Dios dice mía es la
venganza, mire qué bello es Dios que hasta de eso se encarga y nos evita ese
trabajo de vengarnos y en muchas ocasiones no porque el vengarnos sea pecado
más bien porque al vengarnos nos vamos a sentir en peor estado que el anterior,
porque usted va a tomar para usted doble carga; me refiero que si antes estaba
atribulado con la carga del rencor hacia la persona que le había lastimado y al
vengarse va a cargar con doble culpa, si, el haberse vengado, porque muchas
veces estamos llenos de ira que se nos va la mano y venimos a terminar en peor
estado que el anterior.
A nadie nos gusta perder y mire
como somos de crueles consigo mismo que nos hacemos tanto daño guardando
rencor, odiando y maldiciendo a aquel que nos ha hecho daño y pasan los días,
semanas, meses, años y el odio crece aun mas, nosotros creemos que con odiar
solucionamos algo y fíjese que muchas veces el que nos ha lastimado ni se
acuerda que nos ha hecho daño y el no siente ni sufre porque le odiemos, el
único que sufre las cargas es el que odia.
Cuando oramos lo que pedimos es
que Dios nos haga justicia y tome venganza de nuestro adversario y me gusta
cuando Cristo recitó la oración del padre nuestro en donde Dice: padre perdona
nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
irónico verdad, pero como aunque seamos
hijos de Dios vivimos y actuamos como carnales y cuesta perdonar, vedad que
suena ilógico que usted se ponga en actitud de oración orando por perdón cuando
usted no es capaz de perdonar a su prójimo.
Cuando usted perdona se libera de
culpa, del dolor, sufrimiento, el odio se disuelve, se siente libre.. Ah pero
no es fácil, yo sé que no es fácil, el perdonar es un proceso de sanación que
nos permite vivir en libertad de esas cargas tan pesadas que lo único que hacen
es desencadenar tantas enfermedades y provocan que nuestras oraciones tengan
estorbos.
Cuando estamos resentidos, cuando
odiamos, cuando deseamos el daño a nuestro prójimo, cuando deseamos mal a quien
nos ha hecho mal, en nuestro interior guardamos resentimiento, furia, ímpetu,
ego y rencor, resumiendo todo esto a una intención de parte nuestra. Entonces cuando
perdonamos al que nos ha hecho daño sentimos que parte de esa carga queda
siempre en nuestro interior y como dicen los abuelos “es que a verlo siento que me
hierve la sangre” pero es porque dentro de usted hay un patrón que usted
activó y el perdonar no fue suficiente.
Perdonamos
la ofensa, pero no la consecuencia
Cuando alguien me ofende, me
lastima, eso tiene una reacción de mi parte, me pongo furioso, colérico,
maldigo, y creo ese sentimiento de venganza, lo que genera de parte mía una
intención hacia el adversario y allí se constituye el pecado de nuestra parte,
porque desde allí empezamos hacernos daños, por ello es que el perdón es
urgente, porque llega un momento en que se convierte en una necrosis que nos
mata y perdemos todo sentimiento que ya no somos capaces de perdonar y cuando
estamos en estado agónico que ni morirnos podemos optamos por mandar a llamar a
los que en su momento no quisimos perdonar; entonces cuando perdono al que tal
daño me hizo llegamos a sentir que la carga tiende a desaparecer; pero en
muchos casos cuando el daño ha sido grave siempre hay algo recordándonos que
esta persona nos debe algo y deseamos que le suceda igual o peor.
Pero esto pasa porque en la
mayoría de casos nosotros perdonamos las ofensas pero no perdonamos las
consecuencia, si, no nos hemos perdonado a nosotros mismos por lo que se creó
muy dentro de nosotros a raíz de la ofensa que nos hicieron y me refiero a lo
que anteriormente llamamos como la intensión que es la mezcla de resentimiento
y furia lo que desencadena los sentimientos de venganza y que al final se
constituye pecado.
Cuando eliminamos archivos que
son muy pesados de nuestra computadora con el fin obtener más espacio en el disco
duro del computador, nos damos cuenta que si una carpeta pesa en tamaño 20
Gigabyte, al eliminarla debería de quedarnos eso 20 gigabyte disponibles en el
disco duro de nuestro computador pero no es así, necesitamos en la mayoría de
casos desfragmentar el disco duro porque si bien es cierto que ya no podemos
ver los archivos que hemos eliminado, pero han quedado ciertos registros que
aunque no se ven siempre están ocupando espacio; le cuento esto porque eso mismo nos pasa cuando perdonamos la
ofensa al que nos ofende, pero para que no quede ningún patrón de resentimiento
o culpa debemos de desintoxicar nuestro corazón que sería lo equivalente a
desfragmentarlo pidiendo perdón y perdonarnos por la intención que hubo de parte
nuestra y aunque no se culminó, pero lo llegamos a pensar por eso es necesario
que eliminemos todo, porque perdonar es olvidar pero usted y yo decimos que
hemos perdonado y vivimos con el recuerdo y cada vez que recordamos aun se nos
escapan frase tales como: “ es que yo se que algún día la tiene que
pagar” , es que eso que me hizo no se borra de la noche a la mañana, es que
solo Dios sabe lo que sufrí con eso que me hizo”.
Perdone y perdónese así mismo, llénese
de buenos sentimientos, desee paz, amor, salud, belleza y armonía para aquel o
aquellos que un día le ofendieron y vera como día con día van desapareciendo
esas heridas.
Fíjese que hay gente que de ser
enemigos a muerte, llegan a ser grandes amigos, es porque descubrieron esa
virtud del perdón, aprendieron a perdonar y perdonarse. Usted también puede
llegar a descubrir esa virtud del perdón, perdone y verá como se llena de paz,
gozo y se sentirá libre. Cristo fue crucificado siendo inocente en todo momento
por ello aprendamos de él que perdonó y pidió perdón por todos aquellos que le
hicieron tanto mal.
No hay nada más maravilloso que
caminar y sentirse libre, saber que no debo ni me deben y que Dios es la fuente
de mi suministro y me llena de paz porque no hay nada que me estorbe.
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