Mateo 21:12-13
Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a
todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los
cambistas las sillas de los que vendían palomas; y les dijo: Escrito está: Mi
casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de
ladrones.
En el articulo anterior de esta serie, titulado las Riquezas
de la Fe, hablábamos que la fe da frutos cuando lo que sembramos lo hacemos en
una tierra fértil, pero si la tierra es desierta o no tiene los nutrientes
necesarios nuestra siembra no da frutos.
Tengo el privilegio de tener un trabajo en donde puedo
interactuar con mucha gente, y me llena de alegría cuando veo gente que lucha y
no se rinde por nada; pero también me da tristeza cuando veo que la mayoría de
gente ya no va por mas, simplemente su único anhelo es poder el final del mes
cobrar su salario, pero ya no hay hambre de poder superarse, o es que esta
gente ya no tiene fe o simplemente creen que la fe es un regalo que un día alguien
les va a regalar. A veces tengo el placer de hablar con alguno de ellos y veo
como a gritos piden auxilio porque sus logros son tan bajos que viven
frustrados sin pensar que dentro de ellos mismos esta toda la riqueza que
necesitan y eso se llama fe.
Lo que pasa que algunos se rindieron y otros
aprendieron mal a cultivar la fe y como nunca cosecharon nada se rindieron y se
olvidaron ellos mismos que tienen un propósito para vivir; pero pasa que
también hemos descuidado algunas áreas que son esenciales para que nuestra fe
no tenga estorbo; me refiero al área espiritual. Curiosamente cuando reviso el vehículo de algún compañero, porque
es parte de mi trabajo y enciendo la CD Player me doy cuenta que algunos andan
escuchando música secular, pero he notado un patrón que todos aquellos que
hablan con seguridad y que sonríen, son positivos y que sus anhelos son grandes
son aquellos que al encender la CD player lo que andan escuchando es alguna
predicación o alabanza, porque sintonizan emisoras cristianas y es que no
podemos exigir que nuestro cuerpo nos dé algo de lo que no le estemos
alimentando.
Como lo dije al principio de esta serie que todas las
riquezas están dentro de cada uno de nosotros, porque nuestra mente es la
bodega de la riqueza, si lo único que tenemos que hacer es sembrar, pero
sembrar es fácil si lo difícil es cosechar, y estoy seguro que si me está
leyendo usted ya sembró mas de alguna vez, si claro mas de alguna vez estuvo
orando por algo que anhelaba y usted lo hizo porque tenía fe, pero se frustró
porque nunca logró nada o lo que logró no era lo que esperaba; pues le tengo
una noticia el problema no es su fe, el problema es que la fe no da frutos
cuando sembramos en una tierra que no es fértil.
Esa es la causa del porque muchas veces nuestra fe no
reta nada, no atrae éxito, no cosecha, no recoge, no multiplica, estamos llenos
de grandes enemigos de la fe, enemigos que están contaminando nuestro cuerpo en
donde las bendiciones deberían de llegar y fluir como el agua.
La Biblia dicen Mateo 21:12-13, que un día Jesús entró al templo de Dios y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y
volcó las mesas de los cambistas las sillas de los que vendían palomas; y les
dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la
habéis hecho cueva de ladrones.
Pero también la biblia dice
que nosotros somos templo del espíritu Santo; el problema es que también hemos
convertido en cueva de ladrones este precioso templo en donde el Espíritu Santo debería de reinar
sin que nadie le robe espacio, pero lo hemos llenado de odio, resentimiento, no
hay paz mental, vanas conversaciones, vivimos llenos de envidia o de celos,
estamos viviendo vidas llenas de impurezas; es por ello que nos hemos
convertidos en ladrones de nuestro propio templo al permitir que estos enemigos
de la fe habiten y mas al estarlos alimentando; venimos a convertirnos en
ladrones y nos robamos a nosotros mismo y estos son los ladrones que Jesús echó
del Templo; de la misma manera los debes expulsar tu en forma tajante y
decidida. No les permitas habitar en tu mente. Córtales la cabeza con el fuego
del pensamiento y sentimiento correctos.
Si en verdad queremos ser productivos y que nuestra fe
de frutos, debemos deshacernos de todos estos ladrones que lo único que hacen
es usurpar el templo que Dios nos ha regalado, porque la fe no da frutos en
tierra donde están sus enemigos que pudren, corroen el corazón y nos crean
cicatrices, mas la fe produce donde hay paz, armonía, jubilo, honestidad,
integridad, y gentileza es allí que estarás sembrando tesoros en los cielos de
nuestra propia mente.
“Un hombre contaba la historia de su vida y decía que venía
de una familia muy pobre pero anhelaba grandes cosas y un día decidió escribir
en un cartel todo lo que el anhelaba tener y lo leyó en voz alta un par de
veces y se fue a dormir, al día siguiente cambio el rótulo porque estaba
convencido que eso era muy poco para un hijo de Dios, el tercer día cambio el
rotulo porque se habían olvidado de colocarle una piscina a la casa que
anhelaba; al día siguiente salió a caminar en una tarde de otoño y se colocó
sobre una pasarela y estuvo por muy largo rato observando todos los vehículos
que pasaban y clamaba: Señor que tienen ellos que no tenga yo, estoy seguro que
no todos los que van conduciendo tienen para comprar un vehículo; sin embargo
tu se los has permitido tener. Este hombre regresó a casa y tuvo que reestructurar
su cartel e incluyó un automóvil, al acostarse se arrodilló y dijo: ahora tengo
algo digno y verdadero para pedir, algo que es para mí, y no me lastima ni daña
a nadie, en mi corazón y en mi mente ya no hay espacio para odiar ni para el
resentimiento ahora perdono y me dedico a materializar lo que hoy afirmo,
cuenta la historia que este hombre llegó a ser exitoso tanto como se lo
propuso”.
Este hombre declaró que había nacido para tener éxito,
para ganar, para vencer todas las dificultades y para desarrollarse
completamente en todas sus facultades, este hombre se deshizo de sus propios
enemigos y cultivó lo que quería para él.
Recuérdate a ti mismo que no hay mal alguno en vivir
bien, en tener una vida saludable, la vida es un regalo que Dios nos ha
regalado para que la vivamos con alegría, con gozo, en armonía y perfecta paz,
pero no hay alegría ni gozo viviendo una vida de carencias.
Tomémonos el tiempo para sacar uno por uno esos
enemigos que nos estorban nuestro crecimiento espiritual y dediquémonos a
cosechar una paz interior que nos guie a hacer el bien, a amar a nuestro
prójimo, adornemos nuestro templo con alegría, llenémonos de perdón, de amor y
armonía; porque nadie puede meter su mano a la bolsa para sacar una moneda si
nunca ha guardado dinero… no podemos pretender tener una buena cosecha si nunca
te has tomado el tiempo de sembrar, así que no pretenda cosechar cuando su
templo está lleno de esos grandes enemigos de la fe, de lo contrario lo único
que hace es adornar su ignorancia y de esa manera se está acercando mas al
final de sus días que a recibir frutos.