EL PRECIO DE ADORAR
Uno
de los regalos más grande que Dios nos ha dado es la vida y lo demás que ocurre
en todo ese ciclo es un agregado, hasta este punto de vista suena lindo verdad;
lo cierto es que no todo lo que nos sucede y que cause dolor tiene que ser
malo, de ninguna manera porque cada suceso es parte del proceso de una vida.
También en esto quiero dejar claro que no a todos nos ocurren cosas por igual
ni de la misma intensidad ni mucho menos tiene que ser parecido.
El
reír no depende de si hay o no dolor, sino de cómo aprendamos a vivir ese
proceso llamado vida. Tenemos que entender que nada pasa sino es permitido por
aquel que nos creó a su imagen y semejanza.
Entonces
dejando claro que nada pasa solo por pasar, sino que cada una de esas cosas
traen sus propósitos después de cada tragedia.
Quiero
contarle un poco sobre mi vida y es que vengo de una familia de 9 hermanos, una
familia común como cualquier familia con un poco de temor a Dios pero hasta
allí.
El
tiempo trascurría y era hermoso cuando todos estábamos a la mesa porque a pesar
de que la familia era numerosa siempre había lo suficiente para comer y en lo
que aun puedo recordar siempre nos complacían nuestro caprichos, bueno más a
mí, siempre creí ser el protegido de mi madre; en esto puedo decir con orgullo que
tengo la mejor mamá que a mí me pudo tocar. Para ese entonces papá tenía un
buen trabajo claro comparado a otros… éramos muy unidos, vivíamos en armonía y
había un gran respeto; pero sabe no recuerdo que Dios estuviera allí pero si
habían un montón de imágenes.
Para
ese entonces éramos la envidia para muchas familias, porque en algunas áreas éramos
ejemplos para muchos jóvenes y no porque éramos
Santos sino porque sabíamos hacer las cosas a escondidas. Luego mi hermano
mayor se casó, después mi hermana, para ese entonces mi otra hermana ya había
migrado a la capital en poco tiempo la casa fue quedando vacía aunque no era
muy grande, imagínese que solo teníamos
cinco camas para nueve hermanos.
Algo
que esperaba siempre era el fin de año porque eran las únicas veces que podía
estrenar una camisa, un pantalón y si acaso un par de zapatos y no digo que
esto sea malo porque estos eran como los años maravillosos, agrego que no
vivíamos con lujos pero al menos en esta etapa de mi vida no me hacía falta
nada; pero sabe hasta en ese momento no estaba Dios.
Como
era lo que había aprendido me era más fácil ver una imagen colgada en la pared
que buscar a Dios donde estuviera, quizá no era mi culpa pues era lo único que
me habían inculcado, pero mire que bien me la pasaba porque estaba
desperdiciando los mejores años de mi vida.
Me
gustaba asistir a la iglesia y pasó un buen tiempo que no había tarde que no
asistiera y siempre me daban la oportunidad de rezar algún rosario, hubo un día
que me dieron la oportunidad de hacer dos rosarios en una misma tarde, ese día
sentí una gran alegría que jamás antes había sentido, ese día me sentí muy
cerca de Dios pero sabe hasta allí no estaba Dios.
Cuando
veía o me daba cuenta que pasaban cosas a mis vecinos me preguntaba porque les
pasaban cosas tristes y difíciles porque
la verdad a nosotros no nos pasaba nada
de eso, sin pensar que un día nos podía pasar; en mi familia había algo
que nos hacía sentirnos seguro y es que creíamos que si no hacíamos nada malo
nada malo nos iba a pasar y mire que bien la pasábamos pero hasta allí no
estaba Dios
Es
idílico creer que si Dios hubiera estado en nuestros corazones esos años de
armonía y unidad familiar quizá sería la familia perfecta claro no sé si
exista.
Amanecía cada día pensado lo privilegiado que éramos
sin pensar que en cualquier momento todo podría dar un giro de 180 grados.
Un
3 de Septiembre dejamos de ser esa familia extraordinaria para convertirnos en
una familia como todas, ese día seriamos los protagonistas de una tragedia
porque uno de mis hermanos mayores había muerto asesinado sin conocer las
razones de su deceso, tal vez por un vago que disparó al azar sin imaginar el
dolor que causaría al arrebatarle la vida a un joven de apenas 25 años. De
verdad que la vida cambia de un momento a otro porque lo que antes veía en
otras familias, lágrimas, dolor y todo ese tipo de emociones, ese día nos
estaba pasando a nosotros y ese día éramos los protagonistas de una tragedia.
Sabe que al principio todo parece difícil, es como entrar a un túnel que no
tiene salida porque todo mundo tiene los ojos puestos en esos protagonistas y
en ese momento éramos nosotros.
Es
triste y doloroso cuando suceden cosas en las que uno nunca se imagina ser
parte de ellas, ni mucho menos se está preparado para saber cómo reaccionar
ante tal impacto. Siempre creí que perder a uno de mis hermanos con el que
teníamos más confianza era lo más difícil que me podía pasar; pero sabe me
equivoque porque 6 meses después nos estaba pasando lo mismo y esta vez era
doble habían fallecido mis otros dos hermanos mi hermano menor y mi hermano
mayor, esto si fue más difícil porque hoy que soy papá me doy cuenta que el
cariño que le tenía a mi hermano menor era como de un hijo, prácticamente mi
hermano menor era como mi alma gemela. Para ese momento era como lo más difícil
que estaba pasando porque me tocó sostenerlo para que pudiera morir en mis
brazos y poder hablar con él, un momento difícil que duró apenas 11 minutos.
A
parte que era difícil todo aquello que en un solo día me estaba pasando, fue
más cruel el imaginarme que si hubiera tenido la ayuda necesaria mi hermano no
hubiera muerto; me sentí incapaz por no poder hacer nada y fueron lágrimas y
lágrimas que me acompañaron de allí en adelante porque en el momento apropiado
no pude hacer nada por salvarle la vida, permítame darle un consejo ame lo que
tiene porque no sabe hasta cuándo lo va a tener.
En
esto no puedo decir que fuera menos difícil ver partir a mi otro hermano aunque
casi puedo asegurar que falleció de inmediato asfixiado por casi 20 metros de
rocas que descansaron sobre él y otras 5 personas mas.
Como
en ese momento estaba en shock no sé qué era más doloroso si mi rodilla
fracturada y saber que no podía caminar o que mis dos hermanos y 11 personas
más habían perdido la vida entre ellos 2 grandes amigos.
Pero
todo esto no era nada para lo que venía después porque estuve esperando mi
rescate casi 8 horas entre tantos cuerpos sin vida y sabe que era lo más
difícil que allí no estaba Dios al menos en mi corazón no estaba…
Sabe
que en el mundo creemos que podemos jugar al súper héroe, pero no es cierto
porque cuando estamos pasando por la tormenta las lágrimas solo desahogan pero
no quitan el dolor, en lo personal creo que solo se aísla ¿en dónde? No lo sé,
porque estas herida ni el tiempo las cura sino solo la misericordia de Dios.
Como
un par de meses antes que son los recuerdos
más frescos que tengo, unos misioneros me hablaron de la palabra de Dios y me
convencieron que le aceptara en mi corazón y sabe que con tal que me dejaran en
paz accedí a la petición de ellos, pero eso no causó nada en mi porque por mi voluntad Yo no quería nada con Dios porque
pensaba que estaba muy joven y en el mundo aun habían cosas por disfrutar y
mire que pensamientos que jamás creí que podría morir en cualquier momento.
Como jóvenes nos tomamos libertades porque creemos que porque no tenemos ningún
trato con Dios nadie nos puede juzgar, gran error porque ese día después de
desear morirme después de haber perdido las esperanzas de que alguien llegara a
rescatarme y es que pasar una noche en esa montaña en las condiciones en las
que me encontraba hubiera sido fatal.
Como
tres horas después empecé a sentir algo extraño era un miedo de morir porque
sentía que aún no estaba listo; en ese momento empecé a clamar a un Dios que no
conocía, pero que agónico es tocar puertas y que nadie nos las abra o cuando
pedimos y sabemos que no nos van a dar nada porque no merecemos nada, porque
cuando estaba bien en el mundo Dios no estaba allí, creía que no le necesitaba.
Creo que si Dios pensara y actuara como humano esta historia la estuviera narrando
otro y no Yo. Dice la palabra de Dios
que todo lo que el impío teme eso le
vendrá y vaya que se cumplió porque no me fue posible asistir al sepelio de mi
hermano menor porque del mayor nunca encontramos el cuerpo por la cantidad de
tierra que le había caído encima.
No
puedo decir que esto fuera difícil solo para mí sino también para mi familia,
porque nuevamente estábamos siendo los protagonistas de otra tragedia y vaya
que somos tercos porque cuando Dios nos busca a la buena, no queremos nada y
tenemos que esperar a que Dios no esté apretando para que nos demos cuenta que
lo que estamos haciendo no le agrada.
En
todo esto creo que han sido las lágrimas más grandes que he derramado porque no
solo fue ese instante sino que así fue de duro todo el proceso de mi
recuperación mientras empezaba a caminar de nuevo.
Dios
es grande en misericordia porque bien pudo quitarme la vida a mí también pero
eligió a mí y no a esas 13 personas que fallecieron ese día.
En verdad que nos portamos mal y negamos a Dios a
cada momento y cuando Dios nos disciplina no nos gusta: “Hebreos 12:11.Es verdad que ninguna disciplina
al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto
apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados”.
A veces me pregunto ¿será necesario que Dios nos
lleve al desierto para que le pongamos atención?
Durante esos dos meses que pase recuperándome de mi
fractura, quizá fueron los más largos de mi vida, la mayor parte de esos días
estuve solo, pero sabe aunque no conocía a Dios no hubo día que no le clamara
para que ese vacío que sentía se fuera de mí, pero nunca le reclamé por lo que
me había pasado más bien siempre le agradecía porque al menos estaba con vida.
En este proceso comprendí que no era diferente simplemente era como todos, que
no estaba exento de nada y lo que me había pasado no era nada anormal
simplemente este proceso natural para
cada ser humano a mí se me adelantó pero
en todo ello Dios no estaba siendo injusto sino que solo había permitido que
pasaran las cosas de una forma diferente y no de la forma como solía pasar en
otros casos.
Dios hizo de mi un antes y un después todo este
dolor por todo lo que me había pasado me hizo fuerte, me creó carácter y me
hizo comprender que no somos débiles, y aprendí a ayudar a otros porque me identificaba
cuando a alguien le pasaban tragedias y sabe que después de todo Dios estaba
conmigo en cada momento fuera bueno o
malo. Estas situaciones difíciles que nos pasan nos marcan la vida, nos
permiten acercarnos a Dios porque entre más grandes son las dificultades, mas
se mueve la gloria de Dios en nosotros.
Sabe que muchas veces nos acomodamos tanto que
queremos tener un Dios a nuestra manera; porque anhelamos milagros y no
queremos que nos pase nada, queremos estar bien y oramos por milagros, si para
que Dios actúe tenemos que estar pasando por más de alguna dificultad.
-
Oramos por trabajo pero no salimos a buscar.
-
Tenemos hambre pero no queremos abrir la boca.
-
Quiere sanación pero no ora.
-
Quiere acercarse a Dios pero no habla con él.
-
Quiere ser grande pero no se pone a servir.
Déjeme decirle que no existe ese Dios a domicilio,
porque solo cuando nos atrevamos a actuar es que vamos a mover la mano de Dios.
Una vez me comentó un amigo que su trabajo era
Salvar vidas en las playas y que para que él tuviera trabajo alguien tenía que
estar a punto de ahogarse; en lo personal creo que cuando estamos pasando por
las dificultades es cuando se mueve la mano de Dios y no quiero que esto le de
miedo pero Dios hará milagros en su vida cuando esté mal y es allí en donde
vemos las maravillas de Dios.
Todo lo que
nos suceda tiene sus propósitos, porque si todo esto no me hubiera pasado yo no
conociera a Dios como le conozco, porque todas estas cosa me hicieron perder el
miedo a vivir.
Para adorar a Dios hay que pagar el precio y no
digo que esto sea todo, pero puedo adorarle y me atrevo a decirle que pasando
por dificultades es porque Dios quiere glorificarse en usted y hacerle más fuerte.
Desde hace dos años papá está en la presencia del
Señor y a pesar que la última semana fue bastante difícil, pero esta vez fue
diferente porque Dios si estaba allí.
Dios sabe cómo lleva sus cosas y los planes que
tiene para cada persona y que bueno es que me eligió para que fuera el
protagonista de todo esto y créame que valió la pena porque ahora siento la
presencia de Dios sobre mi vida y es mi garantía en todo lo que venga.
Quiero que entienda que el hacerle partícipe de
esta historia no es para que usted sienta lastima sino para entienda que ser
adoradores nos va costar y que hay un precio que pagar, no el de la salvación
porque ese ya fue pagado; pero si hay que pagar el del compromiso, esa búsqueda
honesta y sincera a un Dios que lo merece todo aunque no entendamos.
En todo esto mi corazón fue quebrado por la vida y
solo Dios pudo juntar todo, me refiero a aquello que se había ido de mí, las
ganas de vivir y que bonito parece ante los oídos de otros que la gente te diga
“tranquilo todo va estar bien”… mentiras, allí es donde todo empieza.
Amigo hay cosas que tal vez en su momento no se
entiendan pero algún día lo vamos a entender.
Después de todas estas cosas pude convertirme en un
adorador y declarar la victoria sobre las circunstancias de la vida y saber que
Dios ha diseñado una gloria que esté dispuesta para ti y ese día no habrá
diablo.
Jóvenes, mañana serán padres o abuelos y usted
tiene que entender que aunque la vida a veces nos sorprende con cosas
terribles, Nuestro Dios está siempre por encima de todas esas cosas y lo único
que Dios va a querer es escuchar tu adoración en medio de tu media noche, que
desnudes tu corazón delante de él y cuando tú le alabes por encima de todas las
cosas tu dejarás una huella en tu generación que jamás será olvidada.
Ser adorador te va a costar pero hay que abrazar la
comunión con Dios por encima de lo que pase.
¿Quiere dejar huellas que otros sigan?, tiene que
pagar el precio; sabe que cuando relato este testimonio siempre hay lágrimas y
no es que esté mal, estoy bien pero solo cuando sea protagonista de situaciones
como estas usted va entender.
“A veces me
pregunto porque con tanta facilidad nos quejamos de Dios y tiene que haber
quebranto para que le adoremos”
Dios tiene todo bajo control y lo único que está
esperando es que en tu media noche de quebranto le adores y le bendigas porque
no habrá nada que te robe tu comunión con Dios.